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No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 211

Mientras platicaba con los demás, Ariel también se mostraba atento con Johana; de vez en cuando le acercaba un poco de comida, cuidando de que ella no quedara fuera de la conversación ni de la mesa.

Johana lo notaba, pero no reaccionaba mucho. Mantenía una actitud serena y reservada.

El ambiente era relajado y todos estaban muy animados, cuando el celular de Ariel, que había dejado sobre la mesa entre él y Johana, volvió a sonar.

Ariel bajó la mirada para revisar la pantalla y, casi sin querer, Johana también echó un vistazo. Apenas miró de reojo y enseguida apartó la vista, como si no le interesara.

Pero… alcanzó a ver el nombre con el que estaba registrada la persona que llamaba: Maite.

Mientras tanto, Ariel vio que era Maite quien lo llamaba y colgó la llamada sin dudar.

No pasó mucho tiempo antes de que Maite volviera a marcar.

Resulta que Futuro Digital S.A. tenía una expo de tecnología ese fin de semana, y Maite quería invitar a Ariel para que asistiera al evento. En ese momento, ella estaba con el dueño de la empresa, así que necesitaba una respuesta rápida de Ariel.

Cuando Maite volvió a llamar, Ariel ni se inmutó y, con la misma calma, volvió a rechazar la llamada.

Al tomar de nuevo el celular, Ariel rozó sin querer la mano de Johana. Ella lo miró de manera natural, y notó que Ariel parecía estar respondiendo algún mensaje.

Johana no le dio mucha importancia, bajó la cabeza y siguió comiendo, fingiendo que nada pasaba.

Sin embargo, pensó que, si hubiera sido ella quien llamaba dos veces seguidas a Ariel en otra época, probablemente él ya la habría bloqueado.

Ariel no contestó las llamadas, pero al rato recibió un mensaje de WhatsApp de Maite.

[Hola, Ariel. Futuro Digital S.A. organiza este sábado una expo de tecnología. ¿Te animas a venir?]

Ariel no abrió el mensaje de inmediato. En cambio, continuó atento a Johana y hasta le sirvió un trozo de carne de res, sabiendo que era de sus favoritos.

Johana, concentrada en su plato, notó que de repente había un pedazo más de carne en su tazón. Sin decir palabra, lo apartó discretamente a un lado.

A la una en punto, por fin terminó la comida.

El grupo salió al estacionamiento del restaurante y, mientras todos se despedían con apretones de manos y sonrisas, Johana miró a Ariel y con voz tranquila le dijo:

—Me voy con Edmundo y los demás, regreso a la oficina con ellos.

Ariel, al escucharla, le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y le respondió con voz suave:

—De acuerdo.

Luego añadió:

—El fin de semana, vamos juntos a la casa a comer.

—Tengo que trabajar el fin de semana —contestó Johana, sin levantar la voz.

En cuanto reconoció la voz de Fermín, Johana se sentó de golpe en la cama y se forzó a estar alerta, como si le hubieran echado un balde de agua fría. Entró en modo trabajo de inmediato:

—Buen día, señor Fermín. Ya estoy disponible, si necesita reportar algún problema con el producto o tiene dudas, puede decírmelo.

Fermín, al escuchar ese cambio tan radical en la voz de Johana, soltó una risa ligera y enseguida le contestó en tono amable:

—Señorita Johana, estuve revisando el robot de Avanzada Cibernética, pero todavía no me familiarizo con todas sus funciones y cómo usarlo.

—Si tiene tiempo, ¿podría explicarme? O si se le facilita, sería mejor si pudiera venir a darme una guía en persona.

Fermín era el jefe, acostumbrado a que en la vida diaria alguien más le resolviera todo. Ni siquiera sabía usar bien muchas funciones de las aplicaciones del celular.

Por el ritmo de trabajo que llevaba, tampoco tenía mucho tiempo para ponerse a investigar cómo funcionaban todos esos aparatos electrónicos.

Al escuchar la petición de Fermín, Johana respondió:

—Envíeme la dirección, por favor. Actualizo el sistema y así, cuando vuelva a usar el robot, será mucho más sencillo para usted.

Pensó que explicarle por teléfono y luego tener que hacer una videollamada sería más complicado, sobre todo porque el sistema había recibido una actualización desde que el producto estaba en etapa de prueba. Lo mejor era ir directamente y aprovechar para aclarar dudas y anotar sus comentarios en el momento.

Con los demás usuarios de prueba, ella y Edmundo también habían hecho lo mismo, sobre todo con los más grandes, que solían necesitar más ayuda y visitas.

Así que no lo dudó y esperó la dirección para ponerse en camino.

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