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No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 215

Futuro Digital S.A. organizó hoy una expo tecnológica y ya varias veces ha sido tendencia en redes.

Maite también llamó mucho la atención; su nombre no dejó de aparecer en las tendencias.

En este momento, los internautas la llenaban de halagos: decían que era toda una diosa, puro amor. Comentaban que, con una familia tan acomodada, tan bonita y tan esforzada, cualquiera se sentía menos a su lado. Que no era de extrañar que fuera así de exitosa.

Maite, por su parte, no desaprovechó la oportunidad y subió una serie de nueve fotos a sus redes, mostrando cómo participaba en la expo y explicaba detalles técnicos a los asistentes.

Ese día, llevaba un vestido elegante que realzaba su figura.

La combinación de tecnología de punta con un aire clásico hizo que los chicos que la seguían se volvieran locos, llenando su Twitter de mensajes donde le decían que querían casarse con ella.

Johana, después de echarle un ojo a los mensajes del grupo y revisar los nuevos productos estrella de Futuro Digital S.A., salió del grupo de WhatsApp, dejó el celular y se puso a trabajar.

Últimamente había pasado mucho tiempo en el laboratorio y los productos ya estaban en fase de prueba. Tenía un montón de ideas flotando en la cabeza.

Por eso, estos días se dedicaba a escribir su tesis.

No supo cuánto tiempo había pasado; estaba tan concentrada, que ni cuenta se dio. De pronto, el celular vibró junto al mouse.

Era una llamada de Ariel.

Johana vio el nombre en la pantalla y terminó contestando.

Nunca había sido de las que ignoran las llamadas importantes.

Apenas conectó la llamada, la voz de Ariel sonó del otro lado:

—Regresa a la casa para cenar, paso por ti.

Johana miró el documento en la pantalla y le contestó con tono calmado:

—Estoy trabajando horas extra, vete tú.

Y luego, como quien recuerda un detalle, agregó:

—No hace falta que me invites a cenar.

Ya todos sabían que estaban en proceso de divorcio. Si seguía yendo a comer con él, solo haría que los abuelos se ilusionaran de nuevo.

Ella nunca pensó en reconciliarse con Ariel. Desde el momento en que le entregó el acuerdo, ya no había vuelta atrás.

Por eso, prefería no regresar a la casa y evitarle molestias al abuelo y la abuela.

Con voz más suave, añadió:

Pensó que, al menos, iría un rato a mostrarle apoyo.

Pero Ariel nunca apareció.

Así que, apenas terminó el evento, Maite fue directamente a buscarlo.

En la oficina, Ariel levantó la vista apenas para mirarla de reojo, y luego siguió revisando sus papeles.

Maite se sentó en la silla frente a él y, con voz suave, preguntó:

—Ariel, ¿por qué no fuiste hoy? El señor Aguirre te estuvo esperando todo el día y al final se fue bastante desanimado.

Ariel ni levantó la cabeza. Mientras firmaba unos documentos, preguntó sin apuro:

—¿Desde cuándo tengo que estar pendiente de cómo se siente el señor Aguirre?

Al pronunciar “señor Aguirre”, Ariel marcó el tono.

Maite se vio incómoda y, apurada, intentó explicar con una sonrisa forzada:

—No era eso lo que quería decir. Solo pensé que pasar por ahí un momento no te quitaba nada.

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