No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 350

Con Ariel, Delfín no se preocupaba demasiado.

Pero la aparición de Marisela sí lo inquietaba; temía que Johana pudiera cometer algún error.

No quería que Johana se expusiera, mucho menos que se involucrara con la familia Paredes, ni siquiera con esa hermana inocente.

—Recuerda lo que te dije, —advirtió Delfín con suavidad.

—Lo sé, voy a mantenerme al margen —respondió Johana, con voz tranquila.

Agregó—: En cuanto termine aquí, regreso lo más pronto que pueda.

Esa comprensión mutua los mantenía en la misma sintonía. Delfín relajó su mirada, el gesto duro de antes se desvaneció entre la complicidad de ambos.

—No te mates trabajando. Lo más importante es que descanses. No hay necesidad de apurarte ni de cumplir metas a la carrera —dijo él.

Cuando Johana iba al hospital para tratarse, Delfín la había acompañado más de una vez. Había escuchado atentamente cómo ella le explicaba al médico que, en sus peores momentos, ni siquiera podía moverse ni articular palabra. Tras pasar un tiempo recuperándose en casa, Delfín ya no pensó en llevarla de vuelta a Río Plata.

Al menos, no mientras la familia Paredes pudiera enterarse.

Además, era la primera vez que veía a alguien con depresión tan severa.

Por eso, estos dos años, tanto él como sus padres habían cuidado a Johana con esmero.

Johana, agradecida por esa preocupación, sonrió.

—Lo sé, la salud primero, el descanso antes que nada.

Al escucharla, Delfín levantó la mano y le revolvió el cabello con ternura.

Johana le tomó la muñeca y, con dulzura, apartó la mano.

—Ya es tarde, ve a descansar tú también.

—Está bien —asintió Delfín, gentil, y salió de la suite de Johana.

Johana lo vio marcharse, cerró la puerta y volvió a sentarse frente al escritorio.

Tomó el celular; en la pantalla seguían apareciendo las publicaciones de Marisela.

Cuando salió de ahí, Marisela le mandó un mensaje invitándola a comer al día siguiente.

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