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No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 368

Al enterarse de que los demás no habían logrado resolver el problema, por un momento el director Núñez se sintió bastante animado; pensó que era la oportunidad perfecta para que pudieran lucirse.

Levantando la mirada hacia el director Núñez, Johana comentó:

—Si ni los ingenieros de Nueva Miramar pudieron resolverlo, me temo que yo tampoco tengo cómo hacerlo.

Escuchando a Johana, el jefe le habló con paciencia y ánimo:

—Vamos a ver qué pasa. Si podemos resolverlo, excelente, y si no, tampoco pasa nada. Si los expertos de allá tampoco pudieron, no vamos a quedar mal si nosotros tampoco.

Antes de que Johana pudiera responder, el jefe insistió:

—Órale, vamos, por lo menos vamos a ver cómo está la cosa. Ya tengo el carro listo.

Dicho esto, y considerando que solo se trataba de un asunto técnico y que bastaba con ir a echar un vistazo al laboratorio, Johana ya no puso más peros. Guardó sus cosas y salió junto a él.

...

Cuarenta minutos después, ambos llegaron al laboratorio del Grupo Nueva Miramar. En efecto, el sistema de control había fallado, y tanto Edmundo como Bruno estaban ahí tratando de ayudar.

Pero hasta ese momento, nadie había logrado dar con la solución.

Cuando vieron al director Núñez llegar acompañado de Johana, Edmundo se apresuró a saludar, con una sonrisa de alivio:

—¡Qué bueno que Johana vino...!

Pero enseguida corrigió, con un guiño de respeto:

—Perdón, qué bueno que la maestra Frida está aquí.

Johana devolvió el saludo con cortesía a Edmundo y los demás, y se acercó directo al área de trabajo.

En ese momento, uno de los técnicos del laboratorio le explicó la situación: desde hace días el sistema ya daba problemas, pero ahora había colapsado por completo. Por más que intentaron, no lograron ni moverlo.

Johana escuchó con calma, sin perder la compostura:

Media hora después, Ariel llegó al laboratorio y estacionó el carro. Desde la entrada vio a Johana sentada en la consola principal, revisando datos, operando el sistema, sin dejar de moverse. Edmundo y Bruno la apoyaban, cada quien desde su lugar.

Todos estaban inmersos en su labor.

Ariel, sin moverse, observó a Johana a la distancia. Verla tan enfocada, entregada al trabajo del Grupo Nueva Miramar, le impidió acercarse. Prefirió quedarse parado a unos metros, simplemente contemplando a Johana en silencio.

Johana y los demás trabajaron desde que amaneció hasta que oscureció; Ariel estuvo afuera, mirando, igual de firme, durante todo ese tiempo.

Hacía mucho, muchísimo, que Ariel no miraba a Johana de esa manera.

Recordó que la última vez que la observó así fue cuando ella aún no se graduaba, cuando se la pasaba jugando en su cuarto.

...

Alrededor de las siete de la tarde, los trabajadores trajeron cajas con comida para todos. Johana ni se inmutó, siguió clavada en su labor. Les dijo que no tenía hambre y que ya casi encontraba la solución, así que prefería que no la interrumpieran.

Con eso, nadie se atrevió a molestarla. Todos se quedaron cerca, acompañándola en el esfuerzo.

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