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Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 168

Tenía los ojos enrojecidos y el cuerpo le temblaba, pero aun así, su tono era desafiante y estaba llena de inconformidad.

—¿Por qué me quitan a mí para poner a Sabrina? Es obvio que mi proyecto es mejor que el de ella, esto no es justo para mí.

—Tania, cuida tu actitud, hay mucha gente mirando —el gerente la interrumpió con el ceño fruncido—. Siéntate de una vez.

Tania, apretando los puños y tragándose la rabia, se sentó. Pero no apartó los ojos del gerente; su mirada era como una lanza.

—Exijo una explicación. Si no, aunque tenga que reportarlo a la oficina central, no me voy a quedar callada.

Varias compañeras la respaldaron:

—La verdad, quitarle de repente el proyecto a Tania sí se ve injusto. Cuando menos deberían darnos una razón que convenza a todos.

El gerente levantó la mano, pidiendo calma.

—La razón es simple: el trabajo de Tania está bajo sospecha de plagio. Por el bien de la empresa, no podemos arriesgarnos. El diseño de Sabrina también es muy bueno, y su reemplazo lo decidí junto con los directivos después de pensarlo mucho.

—Jamás he plagiado nada. Hacer esto es arrebatarme el reconocimiento que merezco —Tania se mantuvo firme, negando todo sin titubear. Sabía perfectamente cuál era el punto débil de Adriana.

Sabía que Adriana siempre protegía a su hermana.

Sabrina soltó una risa burlona, mirándola con ironía. No entendía cómo Tania podía tener la cara para seguir diciendo que era la autora original.

A veces, esa terquedad parecía real. Si no hubiera visto todo en su vida pasada, tal vez ella también habría caído ante la actuación de Tania.

—Esta fue la decisión que tomé junto con los directivos, considerando todo lo que pasa ahora. Si no te parece, repórtalo a la oficina central —el gerente ya no tenía ganas de discutir con Tania.

Tania apenas volteó a ver la cámara y luego se encogió de hombros, cruzándose de brazos. Se le escapó una risa sarcástica.

—¿Y eso qué? Solo digo la verdad.

—La verdad, hasta te admiro. ¿Cómo le haces para mentir con tanta tranquilidad? —Sabrina soltó una carcajada—. Frente a mí no tienes que fingir. Sé que ese diseño lo compraste, y que la verdadera autora es Adriana.

—Tú y Adriana son amigas, por supuesto que la defiendes. Pero la verdadera autora soy yo —Tania levantó la barbilla, con el mismo aire arrogante de siempre, nada que ver con la que antes le rogaba a Adriana.

Sabrina entrecerró los ojos, su voz cargada de sarcasmo.

—¿Así que sabes que soy amiga de Adriana? ¿No te imaginas que ella me contó cómo le rogaste aquel día? Si no quieres admitirlo, allá tú. Pero ya estuvo bueno de que siempre andes por la vida como si todos te debieran algo.

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