Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 186

Tania había visto a Dana antes y tenía un vago recuerdo de ella.

—¿Eres Dana? ¿La prima de Cami? —preguntó, enfatizando a propósito el parentesco, como si con eso quisiera dejarle claro que, con ese vínculo, mejor ni se hiciera ilusiones.

Dana asintió, sin mostrar ninguna emoción en el rostro.

—¿Está Cami en casa?

—Sí, está aquí, pero justo ahora estaba cansado y se fue a bañar —respondió Tania, con una media sonrisa, mirándola de arriba abajo.

En cuanto la vio, le vino a la mente una ocasión en que había llamado a Cami por teléfono. Quien contestó fue una mujer, que usó ese mismo tono ambiguo en la conversación. Ahora estaba segura: debió ser Dana.

Dana no se inmutó, simplemente asintió con la cabeza.

—Entonces no lo molestaré. Que descanse bien. Lo del trabajo podemos hablarlo mañana.

—Perfecto, hasta luego, prima de Cami —le dijo Tania, sonriendo y agitándole la mano en señal de despedida.

Dana solo le lanzó una mirada profunda a Tania, sin decir nada más, y se dio la vuelta para irse.

Apenas bajó las escaleras, Dana sacó su celular y marcó a Rubén.

—Padrino, la tarea que me diste se la ganó Tania. Llegó antes que yo.

La idea era que, justo ahora que Camilo más necesitaba apoyo, ella apareciera como una salvadora caída del cielo. Pero nunca pensó que Tania se le adelantaría.

Creía que, después de lo que había pasado, Cami y Tania ya no tenían nada que ver. Ahora, con esto, seguro su relación se iba a fortalecer todavía más.

Rubén explotó.

—¿Cami ya no me hace caso? ¿Acaso quiere ver a Tania muerta frente a sus ojos?

Voy a preguntarle ahorita mismo si prefiere la empresa o a esa mujer.

Hoy Ignacio le había hecho una pregunta muy sensata. Después de todo, tenía varios hijos; era difícil arriesgar todo el patrimonio solo por ayudar a Cami. Pero si Cami se casaba con Dana y se volvía su yerno, como medio hijo, entonces todo se resolvía, y sus otros hijos ni podrían quejarse.