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Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 188

Ignacio bajó la mirada, abatido. Sabía que había muy pocas posibilidades, pero aun así, se aferraba a una diminuta esperanza.

—¿Cuándo van a tener resultados del informe del aeropuerto? Necesito saber por qué el avión se desplomó de repente.

—La aerolínea se va a hacer responsable y les dará explicaciones —respondió alguien del equipo.

En ese momento, Adriana se acercó. Habló en voz baja, pegándose al oído de Ignacio:

—Nacho, no te pongas así. Yo los vi… a todos. Pero justo al señor Felipe no lo he visto. Puede que de verdad siga vivo.

Adriana, desde siempre, tenía la capacidad de ver cosas que los demás no podían. Era como si tuviera una conexión con otro mundo.

En ese instante, mientras todos estaban en shock por el accidente, ella veía las almas de los que habían caído flotando sobre el sitio. Pero, por más que buscaba, a Felipe no lo encontraba.

Ah, y además tenía otra habilidad especial: podía predecir el futuro, aunque a veces le fallara.

—¿De verdad? —Ignacio dejó ver la emoción en su voz, pero al segundo siguiente la duda lo invadió. Temía que Adriana le estuviera mintiendo por compasión.

Adriana notó perfectamente la desconfianza en su expresión.

—Nacho, no bromeo con estas cosas. Te lo juro, no he visto al señor Felipe. Si te soy sincera, creo que está bien.

—¿Pudiste ver a los guardaespaldas y al doctor que mandé con él?

—Sí, los vi.

—Descríbelos. ¿Cómo lucen? ¿Crees que podrías comunicarte con ellos? —insistió Ignacio.

Adriana puso los ojos en blanco. Tal vez no conocía sus rostros, pero las insignias en sus uniformes eran inconfundibles.

—Llevaban uniformes con unos escudos bordados aquí —señaló su pecho—. Y bueno, uno era alto, de tez morena, el otro tenía el cabello negro y corto. El doctor llevaba bata y lentes. —Fue detallando sus características con calma.

Ignacio se convenció de que no le mentía. Ella de verdad podía ver lo que otros no.

—¿En serio puedes hablar con ellos? Quiero saber a dónde fue el señor Felipe… él subió al avión con ellos.

Adriana se acercó al lugar donde sentía las presencias flotando y empezó a mover las manos en el aire, como si intentara tocar algo invisible. Para quien no supiera, parecía que estaba perdiendo la cabeza.

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