Renacer en el Incendio: Me Casé con Mi Salvador romance Capítulo 124

Karina acababa de llevarse un bocado a la boca cuando, de pronto, se atragantó con fuerza y comenzó a toser como si se le fuera la vida en ello. Toda su cara se puso roja de inmediato.

—¡Tranquila, despacio! —Belén se apresuró a acercarle un vaso de agua, mientras le daba golpecitos en la espalda y le lanzaba una mirada fulminante a Sebastián—. ¿Y tú para qué sacas el tema de ese patán?

Sebastián levantó las manos, poniendo cara de yo-no-fui.

—Fue la jefa quien preguntó, yo hasta le advertí.

—Ya estuvo, no pasa nada —dijo Karina, recuperando el aliento y agitando una mano para restarle importancia.

Levantó la mirada, casi por reflejo, buscando la reacción de Lázaro. Habló en voz baja, como si intentara explicar lo que pasaba solo para él:

—En la empresa se metió un traidor. Por eso le pedí ayuda a Sebastián para averiguar quién era.

Lázaro tenía la mandíbula tan apretada que era imposible adivinar qué pensaba. Sus ojos oscuros eran un pozo imposible de descifrar.

Pero Belén, en cambio, estalló:

—¡No inventes! ¿Entonces fue Valentín, ese desgraciado, el que le ordenó a Natalia tratar de hundir tu empresa? ¡Qué poca vergüenza tiene ese tipo!

—No es exactamente así —intervino Sebastián, con un tono apagado—. Es verdad que el que mueve los hilos de Natalia es Valentín, pero las cosas que ella hizo en la compañía no fueron orden directa de él.

A Karina se le heló la sangre. No pudo evitar preguntar:

—¿Fue Fátima?

—Todavía no podemos asegurarlo —Sebastián negó con la cabeza y, de repente, cambió de tema—. Pero ahora que lo mencionas, Valentín sí le dio una instrucción a Natalia…

Se quedó callado un segundo, y luego le echó otra mirada significativa a Lázaro.

Karina captó al instante y se apresuró a cortar el tema:

—Ya, déjalo así. Luego me das las pruebas, con eso basta.

Pero, para sorpresa de todos, Lázaro habló de pronto, con una voz grave que no admitía discusión.

—Dilo.

Sebastián no tuvo opción y soltó la sopa:

—Valentín le pidió a Natalia que, si SenTec llegaba a quebrar, asumiera toda la culpa y fuera a la cárcel por ti. Le prometió que si aguantaba diez años encerrada, le daría un millón de pesos al salir.

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