Con suavidad le quitó el vaso de las manos dejándolo en el lavaplatos para poder tomarle las manos, necesitaba sentirla.
— Todos cometemos errores, YO más que nadie lo sabe
— Pero los míos…
— Dani, estoy absolutamente seguro que son justificados —intentó convencerla
— ¿Cómo puedes saber eso?
— Porque tú no eres como yo Danielle, tú eres una buena persona que ha pasado por algo tremendo y espero que algún día podamos hablarlo sin ningún tipo de culpa
— ¿Y qué pasa si no puedo Nic? —era algo que le asustaba, nunca poder superarlo
— Nada, no pasa nada —le acaricio la mejilla con cautela
— ¿Te rindes? —sus ojos volvieron a llenarse de lagrimas
— Nunca, eres mi futuro y mi segunda oportunidad, no te voy a perder de vista aunque quieras patearme el culo cada 5 minutos
— Es que… ¿cómo puedes estar tan seguro?
Una cálida sensación se expandió por su pecho mientras la contemplaba con una media sonrisa en los labios ¿cómo no se daba cuenta? Era a quien ha estado esperando toda su vida y nada ni nadie podrá cambiarlo. Relajándose ahora que las aguas se calmaron Nicholas, se aventuró a soltar su mano y en su lugar la atrajo a su pecho abrazándola con adoración protegiéndola de lo que sea.
— Eres mi ángel guardián…, estuviste día y noche conmigo a pesar de lo mucho que la cagaba a diario con mis decisiones, aguantaste y soportaste a Frida y su abuso por mí, lo sé y ahora es mi turno de protegerte
— Fuiste muy cruel…, el asunto de Frida, solo quería que saliera de la pintura para que nosotros…, para quitarte esa odiosa carga
— Lo sé, Wes, me lo explicó todo y también lo mal que lo pasas en las terapias
— Solo lo hago por ti Nic, no quiero hacerte daño con mí, mi mierda
— El único modo en que me podrías hacer daño es dejándome…, por favor no lo hagas
Rogó contra su oído aferrando sus brazos alrededor de su cuerpo. No quería tener que soltarla nunca.
— No quiero…, junto a mis amigos…, Theo y Wes —aclaró—. Eres lo único bueno, son mi sol, cuando no estoy hundiéndome tú y ellos, en ese orden, son todo lo que me queda. No quiero sonar malagradecida pero Amanda y Mika, esa relación ya no es lo mismo, adoro a Ava y Leo, él siempre es bienvenido, pero no me desespero por verlos, sé que sueno mala pero no puedo olvidar, los perdoné pero olvidar en muy distinto, es una herida que nunca sanará.
— Eres demasiado considerada, ser egoísta no es malo Dani, siempre y cuando yo esté a tu lado. Pero piensa en ti primero —pidió besándole la cien
— Quieren que olvide a…, a Jaz
— Piensan que así te sanarás
— Lo sé y me duele que no lo entiendan, ella era…, ella fue mí…
— Sí, lo sé cariño, tu mamá y no debes olvidarla, tenemos que encontrar el modo de sanar tu corazón y poder recordarla con todo su amor por ti
Con el dolor a flor de piel Danielle, se aferró con fuerza a la cintura de Nicholas, y con el rostro enterrado en su pecho se echó a llorar al recordar a Jazmín y todo lo que significaba para ella, no tenerla era como no merecer estar viva, deseaba tanto cambiar lugares, deseaba tanto no ser la culpable.
En algún momento Nicholas, la cargó hasta la habitación y juntos se metieron en la cama estaba tan agotada que se durmió entre sus brazos en minutos.
Pero la calma solo duró unas horas ya que las pesadillas no la dejaron tranquila y el remordimiento hizo su trabajo, se movió con brusquedad balbuceando, quejándose, intentando alejar a alguien con manotazos que despertaron a Nicholas, alarmándolo. La despertó enseguida.
— ¿Te encuentras bien?
— Sí —se sentó en la cama mirando a su alrededor algo desconcertada
— ¿Qué estabas soñando?
— Nada, no era nada… —murmuró calmando su respiración
— Dani, confía en mí, por favor…, solo quiero cuidarte
Mordiéndose el labio lo observó intentando calmar sus emociones, en su pesadilla alguien intentaba alejarla de él, y pese a sus forcejeos no conseguía que la soltara, estaba cada vez más y más lejos de Nicholas, gritando su nombre, pidiendo que la dejaran ir, rogando que no los separaran
— Dime que quieres de mí Nic ¿qué quieres que haga?
— A ti, te quiero a ti —no lo dudó un solo segundo
— Solo…, solo fue un mal sueño en el que te alejaban de mí y…, no quiero que…
— Oh Dani
La abrazó protector confortándola mientras sentía su corazón lleno, estaban finalmente en la misma página.
— Lo único que quiero es poder llamarte mi novia, siempre quise hacerlo, incluso cuando no nos llevábamos bien en el trabajo, me traes loco y necesito una maldita etiqueta para sentirme seguro
— De acuerdo, pongamos una etiqueta
— ¿Qué?
Sorprendido se apartó unos centímetros para poder verla a los ojos, buscó rastros de una broma o algo, pero ella hablaba en serio
— ¿Eso quiere decir que serás mi novia?
— Sí
— ¿Mía?
— Sí Nic, pero sabes que no me gusta que me digan qué hacer
— Hablar. Sí, por supuesto, sí
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