— ¿Se puede saber qué trato vamos a cerrar?
— El que tengo atrapado en los pantalones por supuesto —le sonrió con adoración, estaba experimentando esa sensación se ser observado por ella, la única persona capaz de comprender cada una de sus capas
— Oh Nic, eres taaan romántico
Risueña deslizó sus manos del cuello al rostro cubierto por una barba de una semana, le encantaba como le quedaba este look de despreocupado pero siempre perfectamente aseado, y ese cabello largo ya no tan engominado como ante le pedía a gritos que se lo jalara
— Dime ¿qué quieres que haga primero? Soy toda tuya
— Tócame, hazme lo que quieras Dani, y que sea rápido estoy algo..., urgido
— Así me gustas —lo empujó de los hombros rodando en la cama para estar sobre él—. Listo y entusiasmado
— Provocadora
— Pervertido
Sin tiempo que perder se lanzó a sus labios disfrutando del deleite que le proporcionaba su barba, esa leve pinchazón mezclada con la maravilla que era enfrentar sus lenguas en un baile interminable por absorber todo lo posible del frenesí y la adrenalina que era esta simple unión de sus bocas. Y mientras sus labios trabajaban también lo hacían sus manos, cuales más ansiosas. Las de Danielle, fueron directo al pantalón de Nicholas, quitando el impertinente cinturón de un tirón de las pretinas mientras se acomodaba en la cama para facilitarle la tarea de bajarle sus mallas de deporte a su flamante novio. Las prisas junto con manos desesperadas se llevaron el premio y solo llegaron a bajarse los pantalones lo suficiente para unir sus deseos particulares y transformarlo en una erupción rápida y muuy vital. Ya saben algo de vida o muerte.
Desplomado sobre la cama junto a la mujer que lo sabe todo de él, intentaba recobrar el aliento para decir algo, lo que sea pero se sentía tan derrotado, aplastado por sensaciones que jamás pensó que llegaría a experimentar que cuando ella se desplazó al borde de la cama lo único que salió de su boca fue:
— ¿Dónde…?
— ¡Voy al baño!
Chilló corriendo mientras tironeaba sus pantalones para no caer en la carrera. Cerró la puerta con el seguro y acabó por quitarse las converse de caña y los pantalones a la fuerza. Necesitaba desesperadamente hacer pis y pegarse un tiro. Había olvidado irresponsablemente pedirle a Nicholas, que usara un condón, un maldito PRESERVATIVO y ahora otra vez sentía que le faltaba el aire, hiperventilaba, su pulso se había disparado y estaba a punto de otro ataque de lo que sea y en menos de 24 horas.
Mojó su rostro repetidas veces mientras intentaba no echarse a llorar, no estaba preparada para asumir las consecuencias de un descuido como el que acababa de tener.
Pero la melosa voz de Nicholas, al otro lado de la puerta consiguieron que de algún modo se controlara y poco a poco su respiración y pánico fue apaciguándose
— Voy a traerte una coca cola con hielo ¿quieres comer algo?
— Eh…, no
Cerró los ojos con fuerza y llenando sus pulmones de aire soltó un profundo suspiro sintiendo una especie de alivio al saber que Nic, estaba detrás de esa puerta y repitiéndose una y otra vez que todo estaba bien, no pasaba nada.
Se limpió entre las piernas deshaciéndose de su ropa interior y salió para encontrarse con el demonio de ojos negros.
Nic, estaba sentado al borde de la cama vestido solo con sus bóxer y una mirada seria. Cuando sintió abrirse la puerta y ella apareció de inmediato se puso de pie y con la culpa reflejada en el rostro intentó disculparse, se había dado cuenta de su error y de lo que significaba para ella correr ese riesgo. Estaba realmente angustiado, lo que acabó por derretir el corazón de Danielle y lanzarse a abrazarlo y calmarlo prometiendo que todo estaba bien. Ya ella misma se había auto convencido de que lo estaba.
— ¿Dónde está esa coca cola con hielo? —preguntó para calmarlo inclinando la cabeza para verlo a los ojos
— Prometo que no volverá a suceder —insistió en voz baja algo avergonzado
— De acuerdo, ahora por favor borra esa expresión y volvamos a la cama
— Quiero que sepas que no voy a presionarte a hacer nada, te voy a apoyar en todo sin dudarlo
— Lo sé Nic, por eso es que quiero que olvidemos que esto pasó y no lo volvamos a mencionar
— De verdad lo lamento
— ¡Ya para si no quieres que te dé unas nalgadas! —bromeó para eliminar la tensión
— Puedes dármelas de todos modos —la recompensó con una media sonrisa tímida jamás antes vista
— Bueno, lo haré, pero ahora por favor hagámoslo bien y sin ropa, no traje mucha
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