Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 44

Desapareció por 4 horas. Nicholas, no le respondía los mensajes ni las llamadas, pero aun así regresó a su casa. Habló unos instantes con Patricia, sobre la cena, le pidió que la dejara en la casa de invitados para que ellos mismos se sirvieran más tarde. Iba camino al despacho de su novio que de seguro estaba muuuy molesto cuando la puerta principal se abre, nadie tocó ni mucho menos fue anunciado así que llevada por su curiosidad se quedó en su lugar de brazos cruzados observando a la espera de saber quién acababa de llegar.

Vanessa

Con total naturalidad entró y se quitó la chaqueta asegurándose de colgarla en el armario oculto en la entrada. Se ordenó la ropa, peinó su cabello pelirrojo alistándose para ver a Nicholas. Estaba que echaba humito. Cómo le desagradaba su presencia, era como si tuviese la “habilidad” de olfatear una situación tensa, claro que esta vez no le permitiría llegar más allá de la entrada. Así que sintiéndose malvada y con ganas de quitar la arruga que probablemente su novio llevaba en la frente lo llamó fingiendo no ver a la intrusa

— ¡Nic, cariño ya ven aquí!

En menos de un minuto Nicholas, abrió la puerta de su despacho y sí, ese ceño fruncido estaba presente en su atractivo rostro haciendo perfecto juego con su camisa arrugada y fuera del pantalón, nada propio del Señor Allen.

— Danielle

Gruñó pero de todos modos se acercó a ella fulminándola con la mirada para que le quedaba claro que seguía molesto por haberse ido con otro hombre

— Vamos —susurró melosa—. No te enojes, solo era trabajo, no estés molesto —pidió haciéndole pucheros con los labios

— Necesito saber las cosas, el controlador que llevo dentro no dará su brazo a torcer tan fácilmente, menos si se trata de ti

— ¡Uy! Cómo me gustaría darle su merecido a ese controlador —cuchicheó intentando hacerlo sonreír

— Sigue hablando —trató de mantenerse serio

— ¿Qué tal si comenzamos quitándote esta camisa tan arrugada?

Seductora posó sus palmas en el torso plano de Nic, deslizándolas lentamente hacia abajo llegando a la pretina de su pantalón de vestir para luego seguir su camino hasta ese atlético y pomposo trasero duro. Lo acarició con las palmas con movimientos circulares antes de darle un juguetón apretón. Sabía que la intrusa los observaba así que no se detuvo ahí y metió las manos bajo la camisa para tocar su piel tibia

— Continúa ¿qué más le harás al puto controlador?

— Arrancarle los botones para que presuma sus abdominales —murmuró bajito mordiéndose el labio al recordarlo desnudo

— Hazlo bebé, soy todo tuyo

Con su perversa sonrisa instalada en el rostro desabotonó los últimos dos botones de la camisa de Nicholas, agarrando cada extremo con los puños y darle un perfecto tirón que mandó a volar varios de los botones faltantes

— Te faltó uno

Ansiosa por perderse en el placer de estar a solas con este sensual hombre, fue por el último botón y se deleitó acariciándole el pecho, era simplemente perfecto. Deslizando sus manos hasta los hombros deslizó la camisa hasta que esta cayó al piso dejando su torso completamente desnudo.

— Tu turno provocadora

— Podría venir alguien y…, hoy no llevo brasier —cuchicheó con complicidad

Agitando sus pestañas le rodeó el cuello con los brazos para atraerlo a su altura y poder besarlo con ganas y luego continuar la provocación

— Que tal si me tocas un poco “controlador”

Ni que lo pidiera dos veces. Mientras la devoraba en un hambriento y exigente beso cargado de deseo carnal una de las manos de Nicholas, se metió bajo la sudadera y le masajeó el pecho con dedos ansiosos

— Mmm, que rico…, tus manos se sienten tan bien… —lo animó a seguir

— Vamos bebé, tócame más abajo…

— ¿Y si mejor no vamos de regreso a la casa de invitados y te hago lo que quieras?

— Vaya… —suspiró—. Lo que yo quiera —sonrió besándola con fuerza—. Me gusta tu propuesta

— Bueno ve por más condones y que sea rápido —ordenó sonriendo sobre sus labios

— Como la señorita ordene

Le dio un último beso antes de dirigirse a las escaleras y desaparecer.

— ¿Qué haces aquí Vanessa?

De malas se acercó hasta el recibidor donde seguía de pie observándolos muy interesada.

— ¿Y bien? —la enfrento exigiéndole una respuesta

— Vengo…, a ver a…, Nico —respondió algo aturdida

— Tienes que llamar antes de presentarte en la casa, como ves estamos muy ocupados, así que adiós

— NO —espetó despertando—. Ni creas que tienes el derecho de correrme de esta casa ¡ni en un millón de años perra!

— ¿Correrte? Acabo de tener la amabilidad de informarte que estamos ocupados en este momento ¿qué es lo difícil de entender?

— Nico, siempre tiene tiempo para mí

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