Siete Años para Olvidar romance Capítulo 55

Las palabras de Daisy se le atoraron en la garganta antes de poder salir. Forzó esa sonrisa que uno solo pone cuando está lidiando con gente en el trabajo.

—El hospital es un lugar público. Si ustedes pueden venir, yo también tengo derecho, ¿no creen?

Oliver frunció el ceño, dejando claro que su respuesta no le gustaba nada.

Pero fue Vanesa quien pareció recordar algo y le preguntó a Daisy:

—Entonces, ¿de verdad tienes un familiar enfermo?

A Daisy le pareció gracioso que lo preguntara así.

¿Acaso Vanesa pensaba que la vez pasada había mentido sobre eso? ¿Creía que se había inventado lo de su familiar solo para seguirlos o algo por el estilo?

¿Quién en su sano juicio inventaría una enfermedad en la familia nada más porque sí?

Seguro Oliver pensaba lo mismo de ella.

Pero ya a Daisy no le importaba en lo más mínimo lo que él pensara o dijera.

Solo quería largarse de ahí cuanto antes, así que, sin dudarlo, pasó de largo a los dos y siguió su camino.

Yeray la esperaba aún en el mismo lugar. Al verla volver, se le dibujó una sonrisa en los labios.

—Ya decía yo, ¿cómo que te tardaste tanto? Ah, con que fuiste por café —le dijo, tomándola un poco a broma.

—No iba a dejarte esperando así nada más —le respondió Daisy, pasándole uno de los vasos.

—Ya debe faltar poco —dijo Yeray, mirando la hora en su reloj.

Desde que entraron a la operación habían pasado cinco largas horas.

No había salido ningún aviso ni mensaje en todo ese tiempo, pero Yeray trató de animarla diciendo que eso era buena señal, que significaba que todo iba fluyendo como debía.

Eso hizo que Daisy se sintiera un poco más tranquila.

Yeray le revolvió el cabello con cariño.

—Ya verás que todo va a salir bien.

—Sí —asintió Daisy, convencida de eso en el fondo.

...

Por otro lado, Vanesa no podía ocultar lo nerviosa que estaba; no dejaba de mirar hacia la puerta de la sala de operaciones.

—Oli, estoy hecha un manojo de nervios —le dijo a Oliver, buscando consuelo.

Pero Oliver parecía distraído mirando hacia otro lado, como si su mente estuviera en otro sitio. No contestó.

Vanesa tuvo que llamarlo de nuevo:

—Oli...

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