Una curvy para el Alfa romance Capítulo 105

Cuando ya es casi medianoche no tengo ni siquiera que abrir los ojos para saber qué Connor está cerca, y cuando se sube a mi cama yo lo estoy esperando.

— Volviste...siempre vas a estar aquí conmigo ¿Verdad?— digo besando su cabeza y él parece contento. Él se acurruca a mí, obligándome a dormir, y siempre que estoy con él caigo en un sueño fantástico.

Cuando ya es de mañana, el día es cálido y los rayos del sol entra por la ventana. Me siento tan cómoda y feliz como si todo el mundo fuera correcto.

Y por unos minutos ni siquiera me di cuenta de que hay algo extraño… hasta que bajo mi mirada y veo que hay una mano sosteniéndome mi cintura, y soy consciente de que una piel cálida está detrás de mí abrazándome.

— ¡Sebastián!— digo sorprendida y él se levanta asustado

— ¡Tatiana! yo... — su cara era de shock, como si lo hubiese encontrado infraganti.

Debo decir que no estaba en mis expectativas encontrarlo desnudo en mi cama, abrazándome. Él parece avergonzado y sin duda nada de esto fue premeditado.

— Connor debe haberme dado el control en algún momento y no me di cuenta— dice mientras yo intento no ruborizarme viendo su piel al descubierto.

— Lo entiendo, es solo que no esperaba... —

— Lo sé… por favor perdóname— dice angustiado como si hubiese cometido un error horrible. Yo estiro mi mano y tomo la de él, mientras él luce conmovido por ese pequeño gesto.

— Está bien Sebastián... de verdad. No hay problema de que estés aquí— le digo y veo como su sonrisa se ensancha y por un segundo simplemente nos quedamos mirando, yo apreciándolo y creo que debo estar con la boca abierta, observando su magnífica belleza.

— Voy a prepararte algo de desayuno— dice él.

— ¿Tú vas a cocinar?— pregunto divertida y él se sonríe.

— Es posible que Martín y Noemí me ayuden— dice él y yo suelto una risita. Él se ve completamente extasiado.

— Me alegro de que estés de buenas con Martín... —

— Debo reconocer que es un buen chico y me agrada mucho más ahora que tiene una mate— dice y se levanta y yo estúpidamente, volteó el rostro, ¿como si no lo hubiese visto ya desnudo? ¡Mujer ridícula!

Desayunamos todos juntos con mis hermanos y Nancy, nadie dice nada, pero están complacidos, y la conversación es muy animada. Sebastián me lanza miradas desde al frente de la mesa y yo no puedo evitar sonreírme. Las manadas realmente funcionan de manera curiosa, una luna y un Alfa guían y a la vez si ellos están bien... todo está bien.

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