Una curvy para el Alfa romance Capítulo 107

Ella golpea las ventanas gritándonos desesperada, sus ojos llenos de miedo, y nuestros atacantes aparecen frente a nosotros.

Ya no eran solo vampiros, ni rouges, sino directamente la manada Razzio, algunos con sus lobos y otros, descaradamente atacándonos en su forma humana con pistolas, lo que solamente podía significar...

— ¡Balas de Wolfsbane!— gritaba yo, mientras el resto también parecía haberlo entendido.

Connor toma el poder y yo iba detrás de los lobos embistiéndolos salvajemente, mientras Fabrizio iba directamente a los hombres con las armas, ya que el Wolfsbane no le afectaba. Pero si ellos tenían balas de plata... la situación sería más complicada.

Henry rugía mientras yo llamaba a otros guerreros a venir con nosotros, sentía que algo nos aislaba, ¿cómo era posible que hubiesen podido atacar tan fácilmente en nuestra propia frontera? ¿Qué demonios estaba sucediendo?

— ¡Ayuda! ¡Ataque!— gritaba yo a través de nuestro vínculo, pero casi no tenía respuestas.

Xavier parecía una bestia inmensa que se llevaba por delante a lobos y a hombres de un solo zarpazo. Yo veía algunos correr mientras él los perseguía y dejaba un rastro de sangre por donde andaba.

Escuchaba a lo lejos los gritos de Tatiana que se hacían más agudo y cuando volteé veía que un hombre la sacaba del auto, prácticamente jalándola del vehículo, y por su rapidez sin duda tenía que ser un vampiro.

— ¡No! ¡Con mi mate no!— decía yo y ya Henry estaba en su lobo, corriendo hacia el vampiro. Era un lobo joven, pero yo ya sabía que amaba a su hermana con locura.

Yo apuraba mis patas y veía al guerrero peleando con todo lo que tenía, hasta que escuché un disparo y el lobo aullaba, gimiendo de dolor, desplomándose en el suelo.

— ¡Mi niño! ¡No!— gritaba ella desesperada. Yo sentía el dolor de ella, su pena y tormento.

— ¡No! ¡No!— lloraba ella casi de rodillas..

— Animales asquerosos…— decía el vampiro entre dientes, Henry se levantaba a duras penas mientras el vampiro iba a apuntarle de nuevo.

Yo corría desesperado hasta que vi que ella se abalanzaba sobre el vampiro y yo aullaba completamente angustiado.

— ¡No Tatiana! ¡Por favor!— yo gritaba, pero solo salía un gruñido.

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