Una curvy para el Alfa romance Capítulo 108

Tatiana

Era como si se hubiese desatado el infierno, nos habían encontrado prácticamente ahí, cerca de la frontera, no tenía sentido lo que había ocurrido.

Parecían que nos habían encontrado en el momento justo. Xavier y Fabrizio peleaban contra hombres lobos y otros vampiros, mi hermano estaba herido y sabía que haría todo su esfuerzo para pedir ayuda.

Mientras yo estaba con él, con Sebastián, mi mate.

Él me cargaba mientras nos perseguían. Yo sentía que prácticamente volaba en sus brazos, mientras él esquivaba balas, árboles que se atravesaban en nuestro camino, y corría por nuestras vidas.

— ¡Sostente Tatiana!— me decía él mientras yo tomaba su cuello y cerraba los ojos, mientras sentía la brisa pasar, pequeñas ramas que nos golpeaban al pasar, y el ruido de pisadas detrás.

Escuché como pasábamos sobre un río, como las hojas secas crujían, y los pájaros volaban, lejos de nosotros, por el alboroto que habíamos creado. Habían pasado horas donde nos deteníamos y luego seguíamos, era agotador.

De repente sentía que caíamos abruptamente y cuando me di cuenta parecía que estábamos en algo como un escondite, cerca de un árbol caído y un pequeño descenso en el suelo.

— Les llevamos ventaja, pero van a venir por nosotros... necesito que te escondas Tatiana, yo necesito atacarlos, acabar con ellos, es la única oportunidad— me dice, tomando mi cara. Lo veía lleno de sucio y sangre, se veía salvaje y en modo alfa completamente.

— Aquí... quédate aquí…— decía él dejándome en lo que parecía ser un hueco en un árbol.

— Sebastián...pero…— yo temblaba y él me daba una de las armas que reconocía que eran de esos hombres, las de balas de wolfsbane. Él revisaba mi herida con angustia, me dolía la cabeza, pero nada se podía hacer ahora. Estábamos en una emergencia.

— Si ves algo... dispara, solo si vienen hacia ti, ¿entendido?— decía el muy serio. Era algo grave utilizar el wolfsbane, solo lo usaban quienes odiaban a los lobos. Jamás entre ellos.

— Aquí hay un poco de ropa, cámbiate para disimular el olor. Volveré mi amor... te lo prometo— decía dándome el más dulce beso, como si no lo pudiera evitarlo y yo quería más, pero en segundos me había dejado.

Si una ventaja teníamos era que los hombres lobos de Medianoche conocían perfectamente estas tierras y este bosque. Y veía ropas e incluso pequeños paquetes de comida y me daba cuenta de que esto debía de ser uno de los tantos escondites que tenían los hombres lobos para cambiarse.

Yo tomé un short y una camiseta rápidamente, y abracé mis rodillas deseando tanto que él volviera.

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