Carmen
—A-Alfa...— dije yo inclinando mi cabeza.
—Solo quería saber si estabas bien— me dice y me sorprendo mucho.
Cuando quemó mi cosecha, y se robó mi leña en invierno, no me pidió disculpas. Cuando inventó que yo me robaba comida en la casa de la manada y me castigaron, tampoco cuando lanzó al río a mi pequeño conejito de peluche al río, sabía que no me iba a meter al río. Era el único regalo que había recibido en mi vida… y lo había perdido.
—E-estoy bien… — digo y él coloca su mano en mi barbilla levantando mi cara para verme, su tacto me… hace sentir cosas. Lo escucho como si se quedará sin aire.
—Carmen... ¿Tú sientes que yo tenga algún olor?— me pregunta.
—Sí alfa—
—¿Cuál es mi olor para ti?— me pregunta interesado y clava sus ojos claros en mí.
—Huele a… a madera …— le confieso.
—¿Y te gusta ese olor?—
—Es el material de m-mi violín...— digo, era el instrumento que me enseñó a tocar Paola, mi amiga. Ella decía que yo tenía talento. Se queda pensando por un momento y toma una decisión.
—Carmen... yo tenía años sin verte y al tú no ir a la casa de la manada… no me había dado cuenta. Tú eres mi mate— dice.
Yo no puedo ocultar mi sorpresa, esto tiene que ser una broma, una cruel broma, quizás quiera hacerme caer en un juego, usarme, matarme.
—Pero no puedes ser Luna, jamás, nunca. Yo ya tengo una mate elegida...que es hermosa y fuerte. A diferencia de ti...tu corazón es débil, no vas a durar mucho— dice y mi corazón se sobresalta.
—Lo entiendo Alfa... es s-su deber…— digo y él se sorprende.
—¿No te importa que te rechace? ¿No quisieras estar conmigo?— pregunta molesto.
—La manada es… m-más importante— digo.
—Al ser una humana, el rechazo no es completo y tampoco vas a sufrir por ello. Solo tienes que prometerme que, siempre que puedas, quedarte cerca, y no casarte con un humano. Es posible que quizás te necesite, si algo le pasa a mi mate— dice y yo asiento.
Los alfas son muy posesivos y no quieren exponer sus mates a otros hombres. Mates rechazadas o no, débiles o feas.
—Yo Aníbal, futuro Alfa de la manada Luna Roja, te rechazo a ti Carmen… como mi mate y futura Luna de esta manada— dice él y veo como se sostiene su pecho en una mueca de dolor. Grita desesperado mientras cae arrodillado.
Yo sentí dolor en mi pecho, pero estoy acostumbrada ya a tanto dolor, que me aguanté. Cuando voy a hablar él me interrumpe.
—Al ser humana, no tienes que decir nada ni tampoco aceptar el rechazo. Espero que esto quede en secreto, no quiero que nadie sepa lo que ha sucedido—
—Así s-será Alfa— le digo y lo veo irse, pareciera que con mucho esfuerzo.
Yo cierro la puerta y lloro desconsoladamente.
Al día siguiente, sentía un hueco en el pecho. Quizás no era tan humana como todos pensaban. No podía quitarme de la cabeza la idea de que el alfa era mi mate y me había rechazado. No podía ser de otra manera, pero igual me dolía.
Él no me quería, ni siquiera porque la Diosa Luna nos hubiese creado para estar juntos. Era una desgracia, yo era una desgracia.
Venía de buscar agua del río cuando escuché ruido cerca de mi cabaña y me escondí.
—¡Esa tonta humana! ¿Vieron como nos respondía? ¡Qué se cree! — escuchaba a Gerardo gritar mientras estaba con otros de los chicos. Llegaron con bates y parece que me buscaban, sentí un escalofrío de miedo por todo mi cuerpo.
Me querían matar, era una idea que obsesionaba a mi hermano por años.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...