Tatiana
De repente todo había cambiado. No sé si se debía a que había aceptado mi destino, o que yo había por fin bajado la guardia, o que quizás yo había decidido dejar de luchar y entregarme a lo que me daba la vida.
Ya yo había estado sin él y además en esas pesadillas había visto horrores y algo me decía que si estábamos separados se iban a hacer realidad.
—Quizás has sufrido demasiado hermana, y es simplemente el momento de vivir la vida, disfrutar. Yo sé que siempre estás pensando en todos, pero es necesario que pienses también en ti misma, que te sientas bien para realmente poder ayudar a otros, ¿no lo crees?— me decía Henry dándome un beso en la mejilla. ¿De cuándo acá creció tanto mi pequeño y se hizo tan sabio?
Desde que habíamos vuelto, todo había empezado a marchar mejor. Nancy y Enriqueta habían estado deleitadas con tenerme de vuelta, y aunque yo al inicio tenía mi resistencia... cada vez sentía que estaba en familia.
—Una manada no es más que una familia…— decía Noemí.
—¿Lo crees de verdad?—
—¡Por supuesto! Nos une la sangre del lobo, pero también la necesidad de protegernos, de cuidarnos. Tenemos un Alfa que nos guía, y quedaría todo por nosotros... y ahora tenemos una Luna fantástica— decía ella y yo me sonrojaba.
—Yo aún... digamos que estoy aprendiendo e intentando ser mejor…—
—Una mujer es Luna o no lo es. Por eso la mate del Alfa es tan importante... una Luna es una mujer que ya lo es desde el inicio, y creo que todos aquí estamos de acuerdo en que tú siempre lo has sido— me decía ella. Yo meditaba esas palabras. Todos me repetían que no era casualidad de que yo fuera su mate. Realmente era el destino. el mío y el de él entrelazados.
Y sin pensarlo… yo empecé a creer en la posibilidad de que yo fuera una verdadera Luna, aunque humana ¿Se habrá visto?
El ambiente era festivo, y me sentía realmente en familia. Mis hermanos contaban historias de mi vida con ellos, pequeños detalles de como les enseñaba a leer y cómo crecimos juntos. Tres huérfanos sin nada qué perder… éramos unidos como nadie.
En la cena, con mucho orgullo, contaban de ese terrible día del ataque y el incendio y de como yo los salve del fuego, sin prejuicio y sin miedos.
—¡Niños! ¡Detengan esto! ¡Me van a hacer sonrojar!— decía yo, pero ellos seguían dando detalles.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...