Una curvy para el Alfa romance Capítulo 121

No podía creer que él la había traído hasta acá. Subí emocionada y cuando llegué arriba comprobé que estaba exactamente igual, ¿cómo lo había logrado?

—Era tu regalo especial y no quería que la perdieras, además sigue siendo un buen plan tener un lugar que puedas escapar si algo sucede— decía él abrazándome por detrás.

—Es fantástico mi Alfa... gracias— le decía yo.

Yo lo miraba a los ojos totalmente encantada, realmente feliz de haber tomado la decisión de estar con él, de aceptarlo aún con todo lo que había pasado.

De repente sentía una necesidad desesperada de demostrarle cómo me sentía, como él era importante para mí.

Me fui directamente a sus brazos y lo besé con locura y él me aceptaba entusiasta. En poco tiempo éramos como pólvora, él empujándome contra las paredes y llevándome a la cama mientras yo suspiraba en sus brazos.

Habíamos estado ya varias veces juntos y todas habían sido maravillosas y especialmente él siempre se dedicaba a mí y yo quería ahora dedicarme a él.

—Mi mate está feliz… y adoro que me seduzcas así— murmuraba él. Yo creía no haber hecho mucho, pero él realmente parecía feliz de que yo tomara la iniciativa.

Él me quitaba mi vestido con apuro y casi rompía mi ropa interior. Su entusiasmo me hacía jadear. Cuando me tuvo desnuda, sus manos me recorrían, como si no pudiera decirse que parte tocarme y quisiera estar en todas partes.

Él se quitaba su ropa, estaba sentada en la cama cuando lo detuve de repente.

—¿Tatiana?— me preguntaba con duda cuando yo le quitaba su cinturón y desabrochaba su pantalón, colocando mi mano en su ropa interior.

Él ya estaba respondiendo a mí, y lo escuché gemir con sorpresa mientras yo lo tocaba tentativamente.

—Mi amor…— decía mientras yo lo tomaba en mis manos.

Cuando le quité todas sus ropas lo tenía ahí frente a mí, expectante, conteniéndose como un animal salvaje, y antes de que se viniera sobre mí, lo detuve mientras él me miraba completamente excitado.

—Mi mate…— me dijo acariciando mi cabello cuando yo lo empecé a acariciar sin dejar de mirarlo. Este hombre era una obra de arte en todo sentido, a veces no podía creer que él.. realmente fuera mio.

—Eres tan sexy… tan atractivo, fuerte, imponente…— le decía yo y él sonreía.

—Mi amor no tienes que…— empezó a decir cuando ahora colocaba mi lengua, lamiéndolo con precisión y veía como sus rodillas temblaban. Sus gemidos eran deliciosos y me animaban a hacer más y más.