Una curvy para el Alfa romance Capítulo 126

Sebastián

—¿Alfa? ¿Alfa?— escucho una voz que me llama y me despierto en la oscuridad del cuarto, mi cara enterrada en el cuello de ella.

—¿David?—

—Disculpa que te moleste Sebastián... pero está sucediendo algo importante y creo que lamentablemente hay que actuar— me dice mi Beta.

—Salgo en pocos segundos— le respondo inmediatamente.

Sé que él no me molestaría si no fuera urgente. Para ser sincero sé que están pasando muchas cosas y yo... solo he estado pensando en ella. Los problemas siguen y la manada necesita ser atendida.

Me levanto y me coloco el pantalón y una camiseta, mientras no puedo dejar de observarla. La cama es un enjambre de sábanas y ella está en el medio.

Puedo sentir mi olor por toda su piel, ver las pequeñas marcas en su cuerpo, su cabello despeinado, y mordiscos que francamente intenté evitar, pero no pude. Dejaba un camino de besos por su espalda hasta besar su cuello. Suspiraba oliendo su perfume.

—Sebastián... — decía ella suavemente como si reconociera mi tacto.

—Shhh shhh descansa mi amor. Vuelvo dentro de un rato— y yo la arropaba. Y con todo el dolor del mundo me alejo. Afuera me espera David y también está Noemí.

—Me quedaré con ella Alfa— dice y dejo a varios guerreros a las afueras mientras ella entra en la casa.

—Hablé con Mariela... y le entregué la carta, pero me dice que ella cree que debe quedarse en el pueblo— dice David.

—¿Qué? ¿Por qué?— pregunto desilusionado, sabiendo que mi mate va a estar muy decepcionada.

—Creo que intuye que cosas extrañas están pasando y no quiere dejar solo a su gente, dice que algo dentro de ella, le dice que necesita estar ahí— explica mi beta y yo me impresiono, quizás los humanos sí podemos sentir algo, si pueden tener un tipo de intuición y sin duda son mucho más leales entre ellos.

—Por otra parte…desde que llegué ayer mi padre estaba particularmente nervioso, todo indica que él parecía saber los planes de Marco y el atentado en la reunión del Concilio. Me preguntó si yo estaba bien y qué había sucedido y yo no le di mucho más detalles. Pero lo estuve vigilando y justo en la madrugada salió del territorio—

—Demonios, nada de esto debe ser bueno—

—No te metas en problemas de mates— dice mi padre entre dientes, molesto por la interrupción.

—No me importa qué tan Alfa tú creas ser... no tienes ningún derecho de tratarla así…— digo.

—Tu humana gorda y perdedora te ha puesto débil... ahora andas creyéndote el salvador de las débiles... — dice con un comentario cargado de odio. Gruño y mi padre da un paso atrás asustado.

—Cuida tu tono padre... respetarás a mi madre y a mi mate quieras o no. Y te aclaro que justamente un Alfa es eso, alguien que cuida de quiénes no son tan fuertes. Y ya tarde me doy cuenta de que tú no eres el alfa que yo admiraba... eres un hombre rencoroso y lleno de odio. Me has decepcionado completamente— le digo y él suelta un bufido.

—Tú eres el que me ha decepcionado. Pensé que ibas a ser el alfa que llevaría esta manada a la gloria, tantas esperanzas en ti—

—Tenemos que cambiar, la percepción que tenemos de los humanos es errónea. Ellos son necesarios, en ellos podrían estar todos los mates que la mayoría no ha encontrado— le digo y la expresión que me da es de incredulidad.

—¡Qué barbaridades dices!— exclama con odio y viene hacia mí, rojo de la furia.

—Te lo digo una última vez hijo, este es un ultimátum, tienes hasta final de esta semana para rechazar a esa mujer, tomar una luna loba como corresponde, y encausar a esta manada... para que todos podamos caminar con la cabeza en alto. Yo no trabajé por años para que Medianoche sea una vergüenza— dice iracundo.