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Una curvy para el Alfa romance Capítulo 131

—Y no tienes idea de como Connor quería tenerte así mi mate… aquí en el bosque, así, dispuesta para nosotros…— decía yo y rugía.

Ella parecía contener la expectativa y movía suavemente sus caderas, haciéndome suspirar, haciendo tambalear mi control, la poca sanidad que aún me quedaba.

—Tranquila mi amor… prometo que todo valdrá la pena— digo y la escucho jadear.

Tomé sus caderas y me acerqué a ella, me fui uniéndome poco a poco, sosteniendo sus caderas. Veía como sus manos se sostenían con más fuerza, y soltaba un grito.

—Si mi amor así es diferente, más intenso… — decía y volvía hacia atrás para luego empujar de nuevo.

—Diosa luna…— decía ella con un delicioso quejido y empezamos este baile fantástico.

La forma en que me tomaba era celestial, y por si eso no fuera poco, sus movimientos, sus gestos y sonidos me elevaban al infinito. Su cuerpo me absorbía y me tomaba de una forma demencial.

En el claro solo se escucha nuestros gritos, jadeos y gemidos. Yo aprieto los dientes y me siento en el cielo, toda esta noche era mejor de lo que yo había soñado.

—¡Me vas a volver loca Tatiana!— grito y muevo mis caderas para llegar a todos los puntos que a ella le hacen vibrar y ella jadea más.

De repente sus manos fallaban mientras gemía más y se apoyan en sus codos, soltando un jadeo y yo aceleraba.

—No quisiera detenerme nunca mi mate— le decía yo en voz alta, apretando los dientes, controlándome.

Quería aguantar más y más, seguirla escuchando así. Cuando empecé a moverme más frenéticamente, ella gritaba. Yo masajeaba su cuello con una mano y con la otra tomaba su cintura.

Su piel se enrojecía donde yo la tocaba, tenía todo el control, manejaba su cuerpo y conocía sus puntos débiles y quería conocerla aún más. Estaba llegando tan profundo que la sentía cerca de su clímax.

—¡Sebastián!— me gritaba cada vez más y cuando veía que estaba cerca me detenía y la cargaba, colocándola sobre mí, sentada en mi regazo. Ella lucía perdida, pero cuando entré nuevamente … gritó con desespero.

—No sabes lo que yo deseaba esto... marcarte— le decía y ella pasaba sus dedos por su marca.

—Ahora… serás mía hasta mi último suspiro. Desde hoy, no podrá haber otra Luna. Estarás unida a Medianoche, mi manada será tuya también, nuestra manada— le digo y ella sonríe.

—Somos solos tú y yo... tú y yo contra el mundo— digo suspirando y la acuno en mis brazos. Mi amor, mi tesoro, mi hermosa Luna.

Ella y yo éramos capaces de esto, hacer el amor de forma salvaje en un lugar perdido, tocarla en el restaurante donde trabajaba, en la puerta de su casa, y luego simplemente abrazarnos de forma adorable, mientras yo besaba su frente y acariciaba su cabello y ella apoyaba su cabeza en mi pecho.

Era feliz, la había marcado, Connor aullaba… y seguí acariciando mientras dormía, en mis brazos.

Mi mate, por fin, era mía.

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