Una curvy para el Alfa romance Capítulo 182

Fabrizio

—Esto es extraño... juro que me da mala espina— me decía Andrea mientras habíamos decidido ir de regreso a Medianoche.

Y tenía razón, honestamente no sabía que esperar, tenía miedo de haber llegado tarde, pero no hay peor camino que el que no se hace. El tiempo me había enseñado que tener miedo no ayudaba mucho.

Venía con refuerzos de aliados y sentía que teníamos una oportunidad, pero el panorama parecía desolador. Sin duda la batalla ya había comenzado, todo se sentía muy extraño. .

De repente nos deteníamos y temía que encontráramos algo malo en el camino. Los lobos olieron algo, cuando yo ya escuchaba. Algo no andaba bien.

—Sucede algo…—

—Así es Fabrizio… creo que viene por allá— me decía Leonardo, era bueno siguiendo pistas. Estaba en el suelo, con sus manos en la tierra.

—Pero no es la dirección de la manada… ¿Qué podría ser?— me preguntaba.

—Hay un ruido, y fuego…— decía Andrea. Y entonces lo supe. Venía tan fijado en ir a la manada que me había olvidado por completo.

—El pueblo humano…— el pequeño pueblo donde había comenzado todo. Recuerdo como lo había dejado. La Luna Tatiana con sus amigos, también Xavier. Seguramente muchos se habían ido… dejando al pueblo vulnerable.

—Es ruido de batalla…—decía Andrea.

—¡Están bajo ataque! ¡Es el pueblo de la Luna humana! ¡Corren peligro!— decía yo y empezaba a correr a toda velocidad mientras los lobos me seguían.

Cuando llegué, era de noche, pero todo el pueblo estaba alumbrado, fuegos ataque… oh diosa no…

Parecía que hombres lobos de otras manadas venían a atacar el pueblo, sin duda seguidores de Marco, y habían aprovechado este revuelo para tomar su pedazo, aprovechar de la situación.

—¡Sin vergüenzas!— gritaba haciéndome espacio entre los lobos que atacaban y matando a cuantos podía.

El ataque era desordenado y veo con sorpresa que el pueblo se defiende disparando, lanzando piedras sin moverse de sus puestos, evitando ser víctima de estos desgraciados, y sin dejar caer su pueblo.

Sin duda, los hombres lobos no esperaban tal enfrentamiento, pero aún insisten en tomar su carnada.

—¡Protejan a los humanos!— gritaba yo a mis aliados mientras los veía atacar. No hay mejor defensa que un ataque, y si es de sorpresa, mucho mejor.

Veo más allá, más lobos, pero que atacan a los invasores, protegiendo al pueblo, y parecen estar comandados por una mujer mayor, son unos pocos guerreros pero fieros.

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