—¡Por fin! ¡Mi momento de derramar sangre de traidores ha llegado! ¡Voy por ti mi mate!— decía él y sentía que mi lobo estaba más fuerte que nunca, la cercanía de nuestra mate y el peligro el que ella se encontraba, lo hacía más volátil y rabioso, sentía que era capaz de cualquier cosa.
—¡Quítenle las armas! ¡Vayan a los hombres armados!— escuchaba gritar a Henry mientras nuestros guerreros protegían a los humanos que seguían disparando con velocidad.
—¡Hombres desgraciados! ¡Esto es por nuestro pueblo!— disparaba Gaby con su gente como si fueran un batallón, estaban organizados con muchas municiones.
Yo me fui hacia los guerreros armados y los vi temblar aterrados cuando los alcancé, sabían que no tenían salvación, Connor sacaba garras y mostrando sus colmillos ya sangrientos.
Yo ya no sentía dolor ni miedo, podía estar horas y horas luchando... solo necesitaba llegar a ella. Sentía su olor, me llamaba, mi hermosa mate me necesitaba.
—Estamos cerca… ¡Llegaremos a ella!— me decía Connor y la esperanza me animaba.
Habíamos arrasado con una gran cantidad de lobos y veía la distancia, un campamento en nuestra frontera norte. Ella debe estar ahí ¡El muy cobarde se escondió ahí! ¿Cuándo dará la cara ese imbécil?
Sentía que todo podía estar bajo control pronto, cuando de repente escuché un sonido aterrador, una especie de silbato y cientos de pisadas que se acercaban y tuve ante mí, el peor ejército que había visto en toda mi vida.
—¡Guerreros de otras manadas! ¡Atentos! ¡Colóquense en fila, no dejen pasar a ninguno! — gritaba Marina dando órdenes mientras yo veía con horror como los guerreros venían hacia nosotros.
Ya no eran hombres armados, ya no tenían wolfsbane, ni balas, ni trucos sucios. Eran lobos preparados para matar.
Los veía cómo se transformaban en el aire y golpeaban el suelo. Aquí ganaba la fuerza, la velocidad y la ferocidad, nada más.
—¡Mantengan sus posiciones! ¡Combatan contra todo!— gritaba Xavier a su gente.
—¡No los dejaremos avanzar!— me decía Connor y se colocó en el medio de ellos, aullando, y enterrando sus patas, y el sonido rebotó hasta los árboles.
Y el golpe fue como una gran ola, sentía como si todos chocaban contra mí y sus aullidos, huesos rotos y chillidos llenaban el aire. Connor abría la boca y mordía sin piedad y escuchaba el asombro de todos.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...