Una curvy para el Alfa romance Capítulo 207

—Sebastián... puedo escucharlos— dice ella sonriente y yo le hablo a través de mi mente.

—¿Puedes escucharme?— pregunto y ella sonríe.

—¡Puedo escucharte! —responde y yo la beso, la beso como si estuviéramos solos bailando en el medio de nuestra casa del árbol, o si estuviéramos bañándonos en el río.

Acaricio su cuello, enredo mis dedos en su cabello, mi lengua saborea su boca y la siento a ella vibrar. En lo que termina el beso todo se aplauden y la veo a ella sonrojarse.

—Los lobos somos así mi amor... nos dejamos llevar por la pasión. Y yo te amo, te lo digo y diré mil veces— le digo y ella se ríe.

—Ahora… creo que tenemos nuevos miembros que unir— dice mi abuela sonriendo y veo como se arma una fila. Los rogues de Joana y Víctor pasan uno a uno, junto también a sus mates, humanos y lobos.

Estar con sus mates había hecho maravillas a estos hombres y mujeres, su salud había mejorado y se sentía que eran hombres y mujeres lobos, como todos nosotros. Miraban con adoración a Tatiana, yo sabía que le juraban lealtad a ella, particularmente.

—Ustedes han luchado por nosotros, por su Luna y por esta tierra, como si fuera de ustedes. Y ahora… son parte de nosotros. Todos somos familia— digo y veo la emoción en sus caras. Si podíamos enmendar un poco del daño causado por Marco… todo valdría la pena.

—Bienvenidos a Medianoche… su hogar—dice Tatiana y estallaron los aplausos.

Mientras terminaba la gran ceremonia y nos acercamos al resto, recibimos abrazos y felicitaciones. Yo antes era un Alfa muy convencido de su lugar y que siempre pensaba en la manada, pero sobre todo en mi importante lugar, un Alfa, la cabeza de todo.

Se podría decir que con más dudas que certezas. Me sentía separado de mucha gente y confiaban muy pocos, y de repente tenía a tantas personas por abrazar que perdía la cuenta. Mi difunto padre tenía razón en una cosa: la vida de un Alfa mejoraba drásticamente con su Luna. Tatiana había cambiado todo a mi alrededor ¡Y aún seguía diciendo que no tenía poder alguno!

Se armaba una fiesta, aparecían mesas, comida y bebida y todos celebraban. Yo le decía a quién me escuchara que ella estaba embarazada y que habría un nuevo Alfa muy pronto.

Todos bailaban y cantaban y yo solamente quería bailar con ella, la hacía dar vueltas en el medio del lugar mientras ella estaba descalza. La hacía reír, la abrazaba, la tocaba y la besaba y me moría por tenerla en mi cama lo antes posible.

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