Una curvy para el Alfa romance Capítulo 209

—Hueles al bosque…— decía ella pasando sus labios por mi piel, mi ombligo y yo rugía.

—Mi mate… — le dije desesperado y la recosté en la cama mientras quitaba su ropa interior de un solo movimiento y vi como volaban los pedazos de tela y su expresión de sorpresa.

—Cada vez que te tengo así… me sorprendo… toda y cada una de las veces… era imposible resistirme a ti. Debí saberlo… eres hermosa… mi humana curvy…ese día en el baño, cuando te di mi camisa… sufriendo que alguien te viera así— le decía pasando mis dedos por la curva de sus pechos y ella se estremecía.

—Yo pensé que habías enloquecido…— decía ella y se reía.

—Enloquecí desde que te volví a ver. Dejé de ser Sebastián… y fui simplemente tuyo, tu mate…— digo inclinándome sobre ella, bajando por su cuello, tomando sus pechos con mi boca, mientras ella se retorcía bajo de mí, aferrándose en mis brazos y mis hombros, mientras se agitaba

Yo veía deleitado como dejaba pequeñas marcas en su piel, en sus muslos, viendo su cuerpo contornearse debajo de mí, quería devorarla, marcarla de nuevo, mil veces.

—En una ceremonia ideal… aquí es cuando te marcaría… cuando estuvieras en pleno éxtasis… pero nos adelantamos un poco— le digo mientras la veo desnuda en la cama.

—Hicimos todo… de forma poco convencional… pero no me arrepiento— dice entre jadeos mientras yo aprieto sus piernas entre mis manos.

Me siento en la cama y la atraigo hacia mí, observando su expresión. Y recuerdo cuando la vi en ese restaurante… debí amarla inmediatamente. Su cara de miedo, yo conteniendo a Connor que me rogaba que la amara ahí inmediatamente. Pero ahora… le daría lo que me pidiera.

— Te amo mi mate. Soy tuyo… siempre— le digo y la ayudo a sentarse sobre mí, levantando sus caderas y me uní a ella, y ambos soltamos un suave grito.

—Tatiana…mi amor….— digo y acaricio su rostro. Sus ojos están cerrados y cuando los abre, brillan. Daría lo que fuera por esta preciosa mujer.

—Y yo te amo a ti Sebastián…— dice y la ayudé a moverse, suave al inicio.

Sentí como mi cuerpo palpitaba de la sensación de estar dentro de ella. Era el cielo y tuve que contenerme, controlar a Connor que enloquecía. Habíamos pasado tanto tiempo sin ella, ese dolor de separarme de ella… creo que estaría en mi corazón por siempre, como una astilla, encarnada, que duele al respirar.

— Mi mate... la forma en que me tomas— le decía entre gruñidos, apretando mis manos en sus caderas cada vez que se movía, hincando mis dedos, marcando su piel de forma posesiva.