Tatiana
No debería haber venido, yo lo sabía. Pero el problema era desear más, no conformarnos con lo que teníamos y querer más.
Mi cabeza y mi corazón peleaban y en este momento no tenía la menor idea de quién iba a ganar.
A mí francamente no me importaba quién ganara, sino el dolor que vendría después. Porque vendría un gran dolor después de esto, de eso no me quedaba la menor duda.
Yo nunca había sido muy buena para las citas, pero el hecho de que él luciera de forma encantadora, sexy como el infierno, en ese traje oscuro que lo hacía lucir como un rey, y llevándome a un lugar romántico cerca del bosque... no creo que ayudara en lo absoluto.
Me sentía como si no pertenecía aquí, como si yo fuese una invitada y deseada y no podía dejar de ver que el resto de las personas me observaban, ¿qué haría esa chica con ese hombre increíblemente atractivo?
Sebastián parecía totalmente ajeno a eso, solo tomaba mis manos y se concentraba en hablarme. Tomé algo de vino y… sentir mi mano en la suya era algo tan.... tan tonto como maravilloso.
—¿Qué sucede si yo no soy lo que esperabas? ¿Qué sucede si yo no estoy a la altura de un alfa… un alfa como tú? Yo… no puedo ser… la Luna de tu manada— le solté de repente.
Seamos claros, hay miles de razones para que esto no funcione, él me hizo daño y prácticamente somos enemigos.
Él es el gran alfa, yo una simple humana. Todo esto parece una receta para el desastre.
Quizás parte de mí quería que él se echara para atrás, que me rechazara. Por la diosa todo sería más fácil si él me rechazara, yo sufriría, lloraría por seguramente meses... pero lo superaría… sería duro, pero lo lograría. En cambio, no podía seguir con esta angustia.
—¿Qué... cómo?— preguntaba perdido, como si le hubiese lanzado un baldazo de agua fría.
—Yo soy una humana Sebastián... tu manada me trato como traidora y peores cosas pasaron... y tú sabes que para el resto… yo nunca estaré a tu nivel… no importa lo que suceda entre nosotros— le digo y él se queda con la boca abierta.
—¿Esa es tu preocupación?—, pregunta él y yo asiento.
Él toma mi mano y la besa, sus labios jugando con mis nudillos haciendo que sienta, un cosquilleo enloquecedor.
—Yo cada vez estoy más convencido de que somos el uno para el otro... la diosa luna nos ha juntado por una razón...—
—Sebastián no... es más que eso... yo sé que tú sabes que esto… no tenía por qué suceder, que yo sería tu última opción en cualquier situación. Si no fuera por el vínculo de mates... jamás me elegirías... — le digo, pero él me interrumpe.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...