Ella parecía temblar con todo lo que yo le estaba haciendo, y movía sus delicados pies para apartarse del vestido. Ella era una visión en su ropa interior, solo para mí, y parecía que en mis manos estaba un tesoro. Era un maldito bastardo, suertudo y no tenía idea.
—Demonios... vas a ser mi muerte, ¿quieres acabarme?— le susurraba al oído mientras apartaba su cabello y mis manos iban directamente, debajo de la tela, a sus pechos, acariciando sintiéndolos en mis manos. Todas sus curvas y su piel… activaban mi cuerpo, mi mente… sentía que nunca iba a poder saciarme.
—Así me tienes… ¿Lo entiendes? Todo lo que me provocas… tu dices que no estás a mi nivel… cuando cada parte de ti me lleva al infierno y al cielo, al mismo tiempo— le decía y ella jadeaba y yo me sentía completamente excitado, empujando mis caderas hacia ella, creo que jamás me había sentido con tanto deseo.
—Necesito saber si esto es lo que quieres…si realmente lo deseas— decía acariciando su trasero, presionando y masajeando. Era una humana y, sin embargo… me tenía de esta manera.
—Sebastián... por todos los cielos— me decía intentando tocarme, pero volvía a sostenerla contra la pared, mientras yo me enfocaba en acariciarla.
Yo iba a su abdomen, bajaba hacia su vientre. Tatiana jadeaba y de su boca salían los más dulces quejidos, y cuando mi mano se colocó dentro de la tela, ella gimió.
—Haré lo que tú digas mate… necesito saber qué quieres…— le preguntaba y obtenía un delicioso gemido como respuesta.
—Haré lo que me pidas… — le decía y finalmente otro sonoro jadeo y un grito fue su respuesta. Ya conocía esta delicada parte de su cuerpo y ella estaba respondiendo increíblemente bien. Pero necesitaba más, y saber si ella quería… esto conmigo.
Siento que no podía más y la volteé para seguir besándola, arrastrándonos hasta la cama. La senté y ella parecía querer cubrirse con sus manos, de repente consciente de lo expuesta que estaba. Yo tocaba sus piernas y la atraía hacia mí.
—Dime que deseas… por favor…—
—Yo…— decía ella viéndome agotada mientras yo acariciaba sus muslos. Parecía perdida, embriagada del deseo… nerviosa.
—¿Es verdad lo que dijo ese tonto humano? ¿Nunca has… estado con ningún hombre?— pregunto sacándole las palabras. Ella niega con la cabeza, ruborizándose y sale un gruñido de mi pecho, Connor aúlla.
—Mi preciosa y delicada mate…— digo jadeando ante la idea de tenerla. Tengo que controlarme porque quiero gritar de felicidad aquí mismo. Tomo su cara para que me mire fijamente.
—Sería el hombre más dichoso del mundo… si quisieras estar conmigo, pero necesito saber si es lo que quieres…— digo en voz baja y su cara está enrojecida y yo la abrazo.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...