Una curvy para el Alfa romance Capítulo 50

Tatiana

—Podríamos bañarnos juntos, tú sabes para ahorrar un poco de agua…— menciona como si estuviera hablando de temas de conservación y ecología.

Yo no sé ni cómo logro hacer un simple movimiento de cabeza, aceptando su ofrecimiento. Acabo de dejarlo, de buscar alejarme de él… y aquí estaba… diciéndole que sí.

Esto pareciera que no tiene fin, cada vez que pienso que debo distanciarme… vuelvo a caer.

Sebastián parece casi hipnotizado cuando se acerca a mí y me besa bajo el agua. La noche había sido fantástica y mi cuerpo… ya lo extrañaba. Era ridícula la forma en que necesitaba sus besos.

Recibo el cuerpo de Sebastián en mis brazos, su piel humedeciéndose con la mía, sintiendo como su calidez se va refrescando con el agua que cae.

Él me vuelve a besar como devorándome, muy suave hasta luego convertirse en algo indomable. Siento sus manos vagando por mi espalda, mi cuello, mezclándose con mi cabello mojado, y lo siento completamente entregado a este momento.

Yo mando a la Tati complicada y que piensa todo mil veces, hacia atrás, muy lejos, por lo menos hasta que pase este momento perfecto. También a la chica insegura que sufrió tanto. De quien se burlaron, rieron, de quien buscaron que se tropezara y cayera solo para señalar que era torpe e inadecuada.

No quería pensar más en ese pasado, ni en lo que yo era. Aislada, casi invisible, temerosa y angustiada. Escapándome por los pasillos, a quien le dejaban las peores tareas, la que era como una simple sirvienta sin pago.

Ni siquiera pienso en mis piernas gruesas, mi barriga, mi cuerpo ancho, del que siempre he estado demasiado avergonzada, tratando de esconderlo. Ni en mis defectos, las partes que no me gusta, lo que definitivamente me hace ser… yo.

Por un momento apago todas esas ideas en mi cabeza. Solo… dejo que él me toque. Y lo observo.

No sé qué me depare la vida, ya suficientes cosas extrañas han sucedido pero… el hombre magnífico que tenía enfrente… me comía con la mirada y yo, a él. Su piel brillando, sus labios gruesos, su cabello mojado, sus ojos oscuros y llenos de deseo. Su pecho, sus piernas, las marcas en su abdomen, todo en él era fabuloso y me volvía loca.

De repente él toma un poco de jabón y comienza a colocárselo en sus manos y luego pasarlo por todo mi cuerpo. Con sumo detalle se enfoca en limpiar mi piel, con delicadeza, pasando sus manos por mis brazos, mi pecho, mi abdomen, mis piernas. Con una atención exquisita, masajeando con sutileza. Yo siento que estoy en llamas, en vez de estar bajo el agua.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa