Una curvy para el Alfa romance Capítulo 57

Está lleno de cajas, y él se apoya en mí, haciendo una deliciosa fricción. Sin darle más vueltas al asunto, coloca su mano dentro de mi falda y yo gimo desesperada. Me sostengo como puedo del borde mientras siento sus dedos en mi piel, jugando con mi cuerpo.

—Sebastián, por favor… estamos…en mi trabajo— digo yo mientras me aprieta contra el estante y siento que se estremece.

De un solo movimiento él arranca mi pobre ropa interior y yo me quedo impactada. Me da una mirada maliciosa al ver la tela rota en sus manos, veo que la lanza a un lado y prosigue con su plan.

—¿Qué…?— digo y cuando comienza a tocarme, sin dejar de verme. .

Mis piernas tiemblan y mi cuerpo me duele… deseo más…. por la diosa deseo mucho más.

—¿Qué soy para ti…? Dilo… dime que no soy nada… dime que no te importo…— dice y los movimientos de sus dedos son insoportables y cuando se inclina nuevamente y besa ese pequeño punto en mi cuello, yo siento que me rompo en pedazos. Suelto un alarido y en segundos él me está sosteniendo.

Su mirada es de locura y hambre y siento algo en el fondo de mi estómago, anhelando la anticipación.

—Jamás te abandonaría... ni aunque me obliguen… tenía razones poderosas… pero me fui con el corazón roto de dejarte— dice dándome la vuelta y tomando mis manos para que las coloquen el borde del estante. Aún tengo el placer en mis venas y él no parece querer detenerse.

—Lo que me gusta tenerte así… quiero hacerte tantas cosas, mi mate... —dice y baja mi camisa para que el escote deje al descubierto mis pechos y acaricia besando mi cuello.

—¿Crees que te dejaría sola si no fuera importante? Yo solo soñaba con estar contigo… te necesito —dice y sus manos de nuevo van a entre mis piernas, haciendo lo que desea.

—¿Ya me extrañabas…?— me susurra muy creído al sentirme temblar.

Toma el borde de mi falda y la levanta. Coloca su mano para inclinarme un poco, tocando mi baja espalda, presionando con sus dedos y no me queda duda de que él disfruta completamente el momento.

—Juro, que no sé qué parte me gusta más de ti… eres magnífica…— dice con sus manos paseándose pro mis curvas.

Parece embelesado, viéndome así y siento la presión de sus dos manos y siento que va a dejar marcas en mi piel.

—Tantas curvas… se me ocurren tantas cosas contigo…— dice y su voz se entrecorta. Se inclina a mi cuello, y siento su entrepierna cerca de mi centro.

—Dime ¿me extrañaste? —

—Yo… solo — él pareciera que gime de placer.

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