Una curvy para el Alfa romance Capítulo 58

Tatiana

—Si… si… estoy aquí…— digo agitándose mientras él me sigue presionando contra el estante. Ruego que el sonido del restaurante haya tapado lo que ha sucedido en estos minutos.

—¡Te estuve buscando! ¡Estamos como locos!— me grita Gaby.

—Si… solo estaba buscando, ehh… un poco de mostaza…— digo alzando la mirada y diciendo lo primero que vi. Sebastián pasa sus manos por mis brazos, subiendo a mis hombros, presionando suavemente.

—¡Genial! Tráete varias botellas…— dice Gaby y se escucha su voz alejándose.

—Me… tengo que ir— digo aún agitada y él da un paso atrás. Pero cuando pienso que todo ha terminado, él me atrae para un beso que parece ser de despedida, pero que igual me deja mareada.

—Te estaré esperando…— me dice viendo mi pecho subiendo y bajando, completamente ajetreada.

Me arreglo mi ropa, lo más rápido que puedo, tratando de no verlo, de salir de aquí. Estoy totalmente avergonzada. Yo, la chica simple y tímida ¡Besándome y a punto de… de… hacer algo indebido con él en este depósito! Si me lo hubiesen dicho hace días, no lo creería.

Me acomodo mi falda mientras él me observa, y me abotono mi camisa a las apuradas y… es obvio que me doy cuenta de que no tengo mi ropa interior.

—Sebastián… — digo y veo cómo él toma lo que queda de mi ropa interior y las acaricia entre sus dedos. Es ahora un simple retazo de tela. Okay… no tengo ropa interior..

—Esto no ha terminado…— dice cuando salgo y su voz hace que mis piernas tiemblen. Es como si mi cuerpo… estuviera programado a responder a su voz, a lo que él hace.

—¡Tati! Gracias a dios… ¡Te estaba buscando! ¡Pensé que te habían abducido! Necesitábamos ayuda… — dice Mariela. Bueno, no abducido… pero si un sexy hombre lobo me tenía contra un estante… haciendo cosas pecaminosas.

—Ehh…estaba buscando mostaza y…— digo y me doy cuenta de que no las traje ¡Estúpida Tati!

—¡Aquí las tengo!— dice ella señalando una caja y toma mi mano para que vuelva al ajetreo del restaurante.

—¿Estás bien? ¿Pasó algo? Estás sonrojada… y agitada— dice ojeándome.

—Si… si estoy… bien— musito. Solo muy acalorada, sin ropa interior y sintiendo mi cuerpo en llamas luego de lo que me hizo ese hombre. Ella me mira con curiosidad.

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