Una curvy para el Alfa romance Capítulo 64

Tatiana

Hay una teoría que dice que todo lo que puede salir mal, saldrá mal y hay que estar preparados, y yo por supuesto no lo estaba.

Nancy poco me había tratado, ella, al igual que toda la manada Medianoche, hacía como que yo no existía. Dicen que las Lunas protegen y son como las madres de la manada. Pero ella nunca hizo nada por mí. Y por las miradas que me daba, era consciente de ello.

—Tienes una casa… linda— decía viendo todo.

Era obvio que olía a su hijo en todas partes. Por todos los cielos, ¡si habíamos tenido sexo aquí mismo en la sala! Yo la veía caminar, como si estuviera inspeccionando mi hogar, y esto no me agradaba. Ella sería... ¿Mi suegra?

Yo había tenido una vida tranquila, lejos de los desórdenes de hombres lobos. Y en poco tiempo habían inundado mi vida de nuevo, cada vez más parecía estar gobernada por ellos.

Aun cuando sabía que Sebastián era mi mate... una parte de mí luchaba por mi estabilidad y mi salud mental. Sobrevivencia, se le podría decir.

Yo me perdía en la cocina con mis hermanos, lavando los platos y arreglando. Quería estar en cualquier lugar menos enfrentarme a esta señora. Afortunadamente, los tenía ellos, mi familia.

Sin embargo, cuando estoy subiendo mi habitación, Nancy me detiene.

—Sebastián me ha contado todo... y debo decir que en la manada nos fuimos justos contigo y lo lamento... — dice reconociendo su error y sé que para una mujer como ella debe ser muy difícil hacerlo.

—Creo que sabes que es lo que te espera, adversidades, pero también una gran responsabilidad, y yo quiero que sepas que puedes contar conmigo. Yo puedo ayudarte y enseñarte a ser una Luna... — las palabras le salen con esfuerzo. Es obvio que en su cabeza la idea de que yo ocupe su puesto, no le agrada.

—Entiendo... muchas gracias. Yo…tengo que ir a prepararme para mañana, ir a mi trabajo— es lo único que atino a decir.

—Debo decir que has sido muy afortunada. No todo el mundo encuentra su mate, yo misma no lo encontré. Pero ser una humana y tener un Alfa... es bastante decir... y Sebastián es un muchacho maravilloso— dice mirándome de arriba abajo y pareciera pensar, ¿cómo esta chica regordeta y sin gracia... consigue a su preciado hijo?

—Entiendo que no es lo que esperaba... — digo y ella no lo niega.

—Quizás... cuando tengas tus hijos lo entiendas… que uno espera lo mejor para sus hijos —dice con prepotencia.

—Quizás... aunque sin tenerlos… sé que todo el mundo tiene su valor, aun cuando no lo parezca— digo y ella esconde su sorpresa. Yo me dispongo a subir las escaleras y cuando estoy en la mitad de ella me habla

—Todo el mundo tiene su valor, pero también hay que buscar ser mejores... la Luna tiene que ser su mejor versión. Y puedo darte una mano con tu imagen, tú sabes… que te veas mejor y... —

Claro, yo tengo que ser “mejor”. Mejor dicho, verme mejor, menos humana, menos simple y ordinaria. Más noble como una Luna de exhibición.

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