Una curvy para el Alfa romance Capítulo 67

Es verdad, aquí no había señal seguramente, y yo no me podía comunicar con él como el resto de los hombres lobos. Él había pensado en todo.

—Esto es... precioso— digo y él se acerca a acariciar mi cabello y tocar mi rostro.

—Quiero que sepas que sé cómo te sientes, y que no niego la posibilidad de que mi necesidad de tenerte a salvo sea mayor y yo me desespere tanto que tome otra decisión…. pero te he escuchado mi mate y quiero lo mejor para ti... — dice él muy serio y honesto y yo me inclino a besarlo.

El vínculo se siente tan fuerte que cada vez que nos besamos, se va haciendo mejor, como si nuestros cuerpos recordarán, como si la sensación se fuese almacenando, haciéndose cada vez más potente.

El vínculo sin lugar a dudas no puede ser considerado como algo menos que mágico y la diosa luna debe haber intervenido ciertamente en crear algo así.

—Te he extrañado tanto mate, mi mate— dice él perdido en nuestro beso.

—Yo también... — digo tímidamente y él sonríe a nuestro beso.

—Eso es todo lo que yo quiero, que tú sientas así sea una pequeña fracción de lo que yo siento por ti... — dice y poco a poco vamos a esa cama que se ve tan acogedora en nuestra pequeña casa del árbol.

Pareciera que mi cuerpo actúa como si tuviera vida propia, quitándole la ropa, tocándolo, maravillándome con su abdomen duro, con sus músculos, fuerza, con su belleza tan varonil. Y él va haciendo lo mismo, cada uno perdido en el otro. Y esta vez estoy sinvergüenza, en mi ropa interior, delante de él mientras él me observa.

Por la ventana entra un aire frío, se escucha los pájaros y los murmullos de la noche y la luna está bien arriba, atenta a lo que nosotros hacemos.

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