Una curvy para el Alfa romance Capítulo 68

Tatiana

Yo después de escuchar esas palabras había perdido cualquier idea de alejarme de él. Este hombre había jugado sus cartas, y las había jugado muy bien y simplemente ya no podía resistirme.

Él me va empujando a la cama mientras yo sé exactamente que quiero hacer con él, absolutamente todo, y cada vez estoy en más peligro de perdonarlo, de entregarme a él sin vuelta atrás.

Entregarme a la completa felicidad como a la completa locura. A la felicidad extrema o a la desdicha más grande. Solo el tiempo lo dirá, solo el tiempo dirá si tuve la razón o fui una completa estúpida.

Sebastián va a entre mis piernas como si no pudiera evitarlo, retirando mi ropa interior con cuidado, mientras me sienta en la cama.

—¿Te gusta como te toco aquí mi mate?— me susurra al oído. Yo me retuerzo apretándome a su mano mientras él mueve sus dedos.

—Sebastián... tus manos... por dios— digo entre gemidos, y él se inclina a besar mis pechos, y mi cuello.

En poco tiempo, se agacha a besar mis piernas, sus muslos. Luego se sienta en la cama y me atrae hacia él. Yo siento que él me maneja a su gusto y yo simplemente me dejo, absolutamente entregada al placer.

Sebastián toma mis manos y me ayuda a sentarme sobre su regazo. Mis piernas están a cada lado de las suyas, presionándome, teniéndome ahí tan al alcance de él, mientras él me observa con la boca entreabierta.

—¿Sabes todas las cosas que quiero hacerte... todo lo que me provocas?— Dice apretando mi trasero con sus manos.

—¿Qué cosas?— pregunto yo con un murmullo, mientras él se mueve suavemente, rozándome.

—Quisiera tomarte, quiero tenerte en el río, entre los árboles, en mi propia cama, en el baño, colocarte de espaldas, sobre mí... quiero estar contigo toda una noche y no detenerme. Quiero ver tu piel roja, quiero marcar toda tu piel. Todo eso me provocas…Tatiana— susurra mientras empieza a besar mi cuello en ese punto delicioso que hace que se me corte la respiración.

—Quiero hacerte gritar tanto esta noche que todos en el bosque sepan exactamente lo que estamos haciendo. Que sepan que el alfa consiguió a su mate, que el alfa tiene su dueña…— dice y yo gimo. Mi cuerpo está al borde y completamente sensible a todo lo que él me hace.

—Ven aquí... colócate así mi mate— dice indicándome para que me siente sobre él. Yo estoy tan enloquecida que pareciera que no podría decirle no a cualquier cosa que me dijera esta noche.

—¡Maldición!— grita él mientras yo gimo.

Con cuidado él me ayuda a moverme y yo empiezo a proba las diferentes posiciones, sintiendo cada vez más placer.

—Me tomas con tanta fuerza Tatiana... muévete más... así... así— dice y yo empiezo a mover mis caderas escuchando que gime descontroladamente.

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