Una curvy para el Alfa romance Capítulo 69

Él me sigue observando y pasando sus dedos por las líneas de mi cuerpo, ahora bajando por mi ombligo, acariciando mi vientre.

—¿Y qué más le gusta a mi mate?— pregunta de forma tentativa y yo traigo saliva.

La realidad es que teniéndolo así al lado mío, desnudo, con la piel brillante y luego de este delicioso encuentro… no creo que haya nada que no me guste.

—Pues eres muy fuerte y en general muy atractivo...— confieso.

—¿Ah si...?— dice muy arrogante, sonriendo.

—Si... me gusta sentir tus músculos fuertes, y tu piel es suave y bronceada...— digo y lo escucho suspirar.

—¿Qué más te gusta?—

— Tu olor… es fantástico. Me gusta tu cabello oscuro y la forma en que sonríes, tu nariz se arruga aquí justamente cuando lo haces… — digo tocando esa pequeña arruga que me parece tan adorable. Sebastián toma mi mano y la besa.

—Y también la forma de tus ojos y como brillan. Pero especialmente como tu mirada se oscurece cuando me ves...— digo y lo escucho rugir adentro.

—Ese es Connor... deseándote. Siempre te desea... y yo también— dice y yo sonrío tímidamente.

—Me encanta cuando me hablas así... me gusta saber que realmente te agrada... tú tienes el derecho de hacer lo que quieras conmigo, soy tu mate Tatiana— dice complacido y yo siento que por primera vez estamos hablando realmente sinceros.

Los ojos de Sebastián eran magníficos... tan preciosos, que en este preciso momento no tenía palabras para definirlos. Su color y su forma tan hermosa no los podía comparar con nada que yo conociera. Nada que yo haya visto en la faz de la tierra podía compararse a su belleza.

Yo pasaba mis dedos suavemente por sus párpados, sus cejas, sus labios, su nariz, acariciaba su cabello… me sentía tan a gusto con él que era ridículo. Como si no hubiese nadie en el mundo con el que me sintiera más cómoda. Como si nos conociéramos desde hace años. No podía dejar de verlo, y por primera vez, genuinamente afloraba la ternura. Él y yo… en paz.

Era algo que jamás imaginé que podía suceder en nuestra situación. Veía su cuerpo desnudo, sus tatuajes… el siempre tan cómodo de mostrarse, las venas en sus brazos, sus cicatrices, sus formas firmes. Podía apreciarlo ahora, realmente apreciarlo como siempre quise… y era magnífico.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa