Una curvy para el Alfa romance Capítulo 84

Sebastián

Me ha dejado, es lo primero que pienso. Lo reconozco.

Por supuesto que no creo que ella le hiciera daño a su hermana, ni que Marina la dejaría ir así como así, pero el miedo que me invade es tan irreal que soy capaz de pensar en cualquier cosa.

—¡Todos! ¡ ayuda! ¡ ahora mismo! ¡David quédate atento por si hay un ataque en la manada! ¡Estamos en emergencia!— me comunicaba yo con mis guerreros como un desesperado.

Si ya venía mal, pues ahora siento que el corazón me lo han sacado de un solo movimiento... es la sensación más desesperante que he vivido en toda mi vida, más que verla de ella con otro nombre, más que sus palabras y sus dudas.

Estoy sin ella y no tengo la menor idea de dónde está.

—Mate nunca nos dejaría... nunca me dejaría— dice Connor, y yo aúllo desesperado.

Empiezo a intentar seguir su olor, pero se me pierde, y además hay otros olores: vampiros, hombres lobos, rogue y muerte. A los alrededores empiezo a ver varios de mis guerreros heridos y algunos muertos. Voy angustiado atendiéndolos…nada de esto tenía que haber sucedido.

—¡Marina! ¡Marina! ¡Despierta!— Intento mover a la chica y veo que tiene una herida en un brazo y su corazón late débilmente, y siento un ligero olor a wolfsbane ... la deben haber envenenado pero está viva. Esta gente está sumamente preparada para atacarnos.

—¡Demonios Alfa!— dice David mientras lo veo aparecer seguido de varios guerreros e inclusive a Henry que ve a su hermana con shock.

—¿Cómo pudo suceder esto?—

—Vampiros... y al aparecer balas con wolfsbane. Tiene que haber sido Marco sin duda y ha llevado esto demasiado lejos— hombre lobos atacando a otros con armas.

—Yo puedo seguir el rastro Alfa…— dice uno de los guerreros, y me aproximo con varios de ellos, mientras Mariana se queda con su hermano y atienden a los heridos.

De repente, se mueve una figura rápidamente entre nosotros, es tan veloz que por un momento pienso que se ha materializado justo enfrente de nosotros. Reconozco que ni siquiera nos da tiempo de atacar cuando escucho que me habla.

—Alfa Sebastián... perdón la sorpresa, pero escuché su aullido y supuse que estaban en problemas…— dice Fabrizio con su traje negro impecable como si no hubiese corrido a la velocidad de la luz hace un momento.

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