Tatiana
Me levantaba y no sabía donde estaba. Después de tantos años… no estaba en casa. Mi casa.
Estaba en un lugar completamente extraño, y muy alejada del resto de la manada, tampoco es que era feo o desagradable ni nada de eso, era más bien una linda casita cerca de donde vivían la mayoría de los guerreros.
Sin duda Sebastián había tomado todas las precauciones para mi estadía aquí, yo tenía todas las comodidades, y hasta se podría decir que el lugar era más grande y cómodo que mi propia casa, aquella que yo había heredado y que era simple.
Aquella de la cual quedaba poco, ya que nuestros enemigos habían acabado con lo poco que tenía. Y yo sabía que aun con todas mis quejas, si me quedaba ahí… seguramente perdería mi vida.
Sabía que esto era lo correcto y que quizás mi idea de irme a otra ciudad o pueblo era simplemente una ilusión. Había vuelto a Medianoche, exactamente el lugar al cual yo misma había jurado nunca volver. Había intentado salirme con la mía, tratar de manipular la situación a mi favor, y al fin y al cabo había terminado aquí.
Aunque se podría decir que yo no estaba en la manada como tal. Estaba claro que me encontraba muy lejos de la casa de la manada, que era el centro de este lugar.
Estaba lejos de los otros miembros, de la escuela, de los centros de entrenamiento y así de todas las personas que alguna vez se rieron de mí y me conocían, y también estaba muy lejos… de él.
¿Por qué no había venido?
Básicamente estaba sola.
Yo pasaba mis días viendo la ventana, observaba a lo lejos a los guerreros que se escondían para protegerme. Yo suponía que no querían hacerme sentir incómoda y vigilada, y a la vez tampoco querían llamar la atención y que el resto de la manada se preguntara qué diablos estaba pasando.
A veces sentía que alguien venía a verme, se lo comenté un par de veces a mis hermanos, pero nadie no encontró nada extraño en la casa, decían que quizás alguien limpiaba y arreglaba mis cosas mientras yo no me daba cuenta.
—El alfa ha dicho que ha traído a algunos humanos, informantes claves que tienen datos importantes de nuestros enemigos— me había dicho Henry, aunque él no parecía muy contento con ello.
Al parecer ya toda la manada sabía de los problemas con Marco, y Sebastián se estaban preparando para posibles ataques, enfrentamientos e inclusive la guerra.
—Informantes clave…— decía yo y Marina gruñía.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...