Una curvy para el Alfa romance Capítulo 97

— Yo no lo sabía, Tatiana nunca pude imaginar en qué estaba involucrado él... —

— Dime qué sentiste al verme... dime qué fue lo que pensaste, cuando descubriste que yo era tu mate— me pregunta ella y yo siento que estoy cavando mi propia tumba.

— Mi amor por favor... —

— Yo… no sabía como era… hasta qué Noemí encontró a Martín, y vi la felicidad que emanaba de ella al encontrar a su mate, y no le importaba quién era él, solo quería saber su nombre y conocerlo— dice ella llorando de una forma tan desesperada que yo estoy punto de llorar, pues siento muy dentro mío el dolor de su corazón. Noemí y Martín… es encuentro…

— Ella... ella me dijo que había sido el día más feliz de su vida, que desde el momento en que lo tocó y lo vio... no se podía separar de él— dice ella y casi no se le entiende lo que dice del llanto.

— Dime qué sentiste…— yo no puedo mentirle, pero tampoco puedo decirle la verdad. Nos destrozaría a ambos.

— Yo sentí olor, tu perfume… era delicioso como fresas y pensé que era de alguien que nunca había conocido— digo tragando saliva.

— Escuché tu voz, y pensé que no había escuchado algo más maravilloso en toda mi vida, y cuando te vi y me acerqué a ti… tuve que contener el aliento porque me parecías cada vez más hermosa— le digo y ella me mira con ojos esperanzados. Pero luego su visión se nubla.

— Tú dejaste que Marco me humillara, tenías vergüenza de decir que yo era tu mate, vergüenza de lo que podrían decir tus amigos…— pregunta ella con un hilo de voz.

— Tatiana, yo temí que si los otros lo supieran podrían atacarte... Marco ya estaba hablando mal de los humanos y yo necesitaba estar seguro de que esto era real porque yo dudaba que…—

— ¿Que una simple humana podría ser la mate de un gran Alfa? Pensaste en rechazarme ¿No es cierto? Cuando yo te hablé de rechazarme... ya tú lo habías pensado— dice y el alma se me cae al suelo.

— ¡No, por favor no digas eso!—

— Dímelo por favor dime la verdad, prefiero saber la verdad antes de seguir viviendo una mentira... —

— Te lo suplico mi amor…—

— ¡Dime! ¡Por favor!— grita desesperada y yo siento que pierdo el norte.

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