Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 625

—No… no es nada, no te preocupes, solo es que anoche me dio el aire, no pasa nada.

—¿Podrías… traerme un vaso de agua?

—Espera un momento. Rafaela nunca antes había sido mandada a cuidar de alguien. Si hubiese sido cualquier otra persona, ella ni siquiera se habría molestado, se habría dado la vuelta y se habría ido sin importarle lo que pasara.

Rafaela fue a la cocina, sirvió un vaso de agua tibia y lo dejó a un lado. Luego, ayudó a Miguel a incorporarse en la cama. Sin querer, se le subió un poco la manga y vio que las cicatrices de quemaduras que él tenía estaban bastante mejor, ya no se veían tan terribles como antes. Rafaela se sentó al borde de la cama y le acercó el vaso.

Miguel levantó la mano, pero sentía que no tenía fuerzas. El esfuerzo le temblaba todo el cuerpo. Rafaela se dio cuenta de la lucha y la impotencia en su mirada, de lo mucho que odiaba sentirse inútil, como si fuera un estorbo que no podía hacer nada por sí mismo. Ante ella, sintió una profunda derrota.

—Déjame ayudarte —dijo Rafaela.

Le acercó el vaso a los labios, mirándolo para que entendiera. Miguel, por fin, abrió un poco la boca y tomó unos sorbos.

—¿Quieres más? —preguntó Rafaela.

Él negó con la cabeza.

—¿Y así piensas irte? ¿No crees que deberías esperar a estar mejor antes de marcharte?

Rafaela lo decía solo como una amiga.

—No pasa nada —respondió él.

—¿Y tú… cómo supiste que yo estaba aquí?

Rafaela dejó el vaso vacío a un lado.

—Por accidente dejé mi bolso y el amuleto en el lugar de la fiesta. Llamé al gerente y, justo mientras hablaba con él, escuché de fondo la voz de tu prometida, toda preocupada, y también el sonido de la ambulancia. Me imaginé que solo tú podrías ponerla así de nerviosa.

—No tengo muchos amigos en Floranova, casi no hablo con nadie. Si estabas hospitalizado, no venir a verte no tendría sentido.

En los ojos oscuros de Miguel se intensificó la ternura y sonrió levemente.

—Perdón por preocuparte.