Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 639

Rafaela había regresado a la vida en este momento, pero seguía viviendo bajo la sombra de su pasado. Si todo lo que hacía Liberto era solo por ambición, movido por esa obsesión de escalar sin límites, ella no entendía por qué ni siquiera la familia Cruz se salvaba de su codicia.

¿Un hombre tan ambicioso como él, de qué más no sería capaz?

La mirada de Liberto se ensombreció. Se acercó y levantó a Rafaela, que estaba sentada.

Rafaela se resistió. “¡No me toques!”

Liberto la sentó sobre sus piernas, y con la otra mano la sujetó por la cintura. “¿Otra vez estás molesta? ¿Qué pasó esta vez?”

“Hay algunos rumores en la empresa, pero yo me voy a encargar.”

“Confía en mí, ¿sí?”

Rafaela, al ver la actitud hipócrita de Liberto, se llenó de rabia. Justo cuando él levantó la mano, Rafaela brilló los ojos, le agarró el brazo y de repente le mordió la muñeca con fuerza. Liberto no se defendió, y ella, llena de ira, apretó con mucha fuerza… Hasta que el sabor metálico de la sangre llenó su boca y la sangre empezó a correr sin parar, Rafaela por fin lo soltó.

“¿Ya te desahogaste?” Liberto la miró directamente a los ojos y, al ver el odio profundo reflejado en la mirada de Rafaela, una sensación extraña y el miedo a perderla volvieron a cruzar su corazón. Al notar su desprecio, él, con la mirada oscura y los labios apretados, le limpió la sangre de la comisura de los labios y preguntó con voz calmada, “¿Fue Alonso el que te dijo algo?”

Justamente ahí estaba el enojo de Rafaela. Ella no podía decirle la verdadera razón por la que lo odiaba, solo podía desahogarse de esa forma.

Liberto no tenía idea de qué más podía saber Rafaela para estar tan alterada.

Ella se levantó de encima de él, fría y distante. “Si te quieres ir, vete tú solo.”

“Y otra cosa… No te atrevas a meterte con la familia Cruz. Si sigues guardando rencor a la familia Jara por haberte separado de tu prometida, no metas a Alonso ni a Maritza en eso. Si lo haces… no te lo voy a perdonar.”

Rafaela siempre cumplía sus palabras.