—Clara, dime, ¿por qué… por qué es así?
—Señorita, no es así —se apresuró a decir Clara—. Liberto siempre la ha querido.
—El señor ya investigó a Penélope, incluyendo todos sus informes médicos del hospital. Penélope sigue siendo virgen. Nunca ha estado con un hombre.
—Liberto la cuidó y la instaló en Villa Sueño del Cielo solo para provocarla a usted.
—Piénselo, en ese entonces, Liberto no la quería y estaba descontento con este matrimonio forzado. Si de verdad le hubiera gustado la señorita Penélope, ¿cómo es que en seis meses de convivencia no pasó nada entre ellos?
Rafaela miró a Clara con escepticismo.
—¿Eso te lo dijo mi padre?
—Lo escuché a escondidas afuera del estudio, cuando Liberto y el señor hablaban. Por eso lo sé.
—El tiempo lo dirá. Señorita, dele un poco más de tiempo a Liberto. Si todo lo que hace es falso, si es solo una actuación, tarde o temprano cometerá un error.
—Y en ese momento, ya podrá idear la forma de desenmascararlo.
—Nadie vive en el pasado para siempre. Señorita… usted todavía es joven, le quedan muchas décadas por delante. Haga lo que haga, debe mirar hacia adelante. El pasado… ¡debe dejarlo ir!
«¿De verdad debería dejarlo ir?».
«¿Olvidar todo el dolor de mi vida pasada… como si nunca hubiera sucedido?».
«¿Aceptar el presente y empezar de nuevo?».
Rafaela dudó. Quizás porque hasta la persona más cercana y en quien más confiaba estaba defendiendo a Liberto, su corazón comenzó a vacilar.
Hasta ahora, Rafaela se había encerrado en la prisión de sus recuerdos, reviviendo una y otra vez esas memorias dolorosas para que se grabaran aún más profundo en su mente.
—Está bien… le daré una última oportunidad… —Quizás fue por la influencia de Clara, pero tomó una decisión final. Quería derribar el pasado y empezar de nuevo.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Venganza Reencarnada de la Rica Heredera
Excelente novela...