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Ayer me despreciaste por coja, hoy me deseas por reina romance Capítulo 111

—De repente me puse a pensar que ya no somos unos chavos —aventó Carlota, recargando la cabeza en la mano, soltando la frase sin previo aviso—. ¿Te acuerdas la primera vez que manejaste conmigo? Apenas habías sacado la licencia, y te robaste el carro de tu casa para buscarme, que dizque para llevarme a dar la vuelta... y terminaste metiéndote al río.

Los recuerdos desfilaron vívidos ante ellos. Ismael solo escuchó en silencio mientras Carlota hablaba, y sin darse cuenta, se le dibujó una sonrisa leve en el rostro.

Carlota jugaba con su cabello como si nada, pero cada palabra llevaba una intención escondida.

Quería que Ismael saboreara esos momentos de libertad, que recordara que alguna vez también fue un espíritu libre, sin ataduras.

Solo así, viajando al pasado, podía invitarlo a buscar juntos ese tiempo perdido.

El carro fue frenando hasta quedar estacionado frente a la casa de la familia Mariscal.

En el cielo ya retumbaban truenos, como si advirtieran una tormenta fuerte.

Carlota miró hacia arriba—. Yo me meto primero, tú regresa pronto, maneja con cuidado.

Abrió la puerta y bajó del carro de un tirón, sin vacilar.

Mientras caminaba hacia la entrada, empezó a llover. Carlota levantó la mano para cubrirse la frente y corrió hasta la casa.

Ismael observó cómo desaparecía su silueta tras la puerta.

De pronto, lo invadió el recuerdo de su época de preparatoria, cuando la llevaba a casa y también les tocaba ese tipo de aguaceros. Siempre la veía correr igual, sin miedo al agua.

Por un instante, se sintió de regreso en aquellos años de juventud.

...

De regreso en la casa de los Zamudio, Ismael entró y vio a Isabel despierta en la sala, con una taza de postre frente a ella.

Revolvía el contenido con la cuchara, distraída.

—¿Ya dejaste a Carlota en su casa?

—Ajá —respondió Ismael, sin mucho ánimo.

Isabel lo miró y soltó un suspiro—. Entiendo que te cueste soltar lo que viviste con ella, pero deberías pensarlo dos veces antes de seguir con esas cosas. Beatriz está de vuelta y ni sabemos a qué vino. Si te ven muy pegado a Carlota, solo vas a dar de qué hablar.

—Lo sé —contestó Ismael. Sabía perfectamente lo que implicaba estar tan cerca de Carlota.

—¿Por qué sigues despierta?

—Tú vete a dormir. Estoy esperando una llamada.

La noche estaba oscura, con viento y la lluvia golpeando fuerte.

Isabel esperaba una llamada importante.

Algunas cosas solo podían resolverse cuando llovía.

Capítulo 111 1

Capítulo 111 2

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