Entrar Via

Coma, Drama y Karma romance Capítulo 9

Valeriano miró la mano de Tatiana aferrada a la orilla de su camisa. Ese gesto, tan familiar para él, le provocó una punzada de nostalgia.

En sus recuerdos, Tatiana solía hacer lo mismo.

Cuando él caminaba rápido y ella se cansaba de seguirle el paso, lo detenía con una caricia tímida, jalándolo suavemente.

—Valeriano, espérame, ¿sí…?

Perdido en sus pensamientos, Valeriano dejó asomar una leve sonrisa verdadera, una de esas que rara vez se escapaban de sus labios.

Con voz cálida, le dijo:

—Voy a prepararte algo calientito, ¿te parece bien?

Eso era justo lo que Tatiana estaba esperando.

Sonrió, con una dulzura casi infantil:

—Entonces quiero un plato de pasta hecho por ti.

Él solo había cocinado para ella en dos ocasiones.

—Está bien.

Valeriano aceptó y salió del cuarto.

Apenas se escucharon sus pasos alejándose, Tatiana se lanzó hacia el buró del otro lado de la cama y tomó el celular que Valeriano había dejado ahí al entrar.

Se topó con una pantalla bloqueada, seis cifras de contraseña.

Tatiana recordaba que antes, Valeriano usaba la fecha en la que se convirtió en director del Grupo Águila.

La digitó, pero la pantalla vibró: incorrecto.

¿Había cambiado de clave?

Sin darse cuenta, Tatiana se mordió el dedo, pensativa. Probó con la fecha de nacimiento de sus dos hijos.

Nada.

En ese instante, apareció una notificación de WhatsApp en la parte superior de la pantalla.

[Margarita: Señor Ruiz, hoy ha sido el cumpleaños más feliz de mi vida, gracias por traer a los dos niños para celebrar conmigo.]

El mensaje terminaba con un emoji de corazón.

Ahora entendía por qué esa noche Margarita y los niños lo esperaban abajo en el hospital.

Antes de ir al hospital, Valeriano había llevado a los niños a celebrar el cumpleaños de Margarita.

Tatiana apretó los ojos, luchando por contener la rabia y ese vacío helado que le comprimía el pecho. ¿Cómo podía valer tan poco para sí misma?

En todos los años que estuvo con Valeriano, él jamás se ofreció a celebrar su cumpleaños. La única vez que lo hizo, fue porque ella insistió, pidiéndole apoyo al patriarca de la familia Ruiz, casi rogándole para que accediera.

Eso que ella tanto deseaba y nunca obtuvo, otra mujer lo conseguía sin esfuerzo.

Cualquiera los vería y diría que eran una familia perfecta y feliz. Una pareja perfecta… y unos verdaderos desgraciados.

Tatiana siguió buscando mensajes antiguos. No había más.

Valeriano, precavido como siempre, nunca dejaba rastros. Había borrado todas las conversaciones anteriores con Margarita.

Sin pensarlo mucho, Tatiana se envió a sí misma las fotos que Margarita había mandado. Era la prueba que necesitaba, entregada directamente por la otra mujer.

Borró cualquier indicio de lo que había hecho y dejó los mensajes de Margarita como no leídos.

Luego, dejó el celular exactamente donde lo había encontrado.

Se recostó de nuevo. De reojo, vio la foto de bodas arrinconada contra la pared y se detuvo un segundo.

En esa foto, su cara estaba cubierta con un paño, pero Tatiana recordaba bien lo mucho que sonrió ese día.

Sin embargo, Valeriano, aunque esbozaba una sonrisa, tenía los ojos vacíos, distantes.

Él no la amaba.

Quizás, en el fondo, nunca la había amado. Solo la usó desde el principio.

Tatiana limpió las lágrimas que se le escapaban por las mejillas.

—Valeriano —susurró, sonriendo con alivio—, por fin, dejé de amarte.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Coma, Drama y Karma