Coma, Drama y Karma romance Capítulo 4

—Señor Fuentes, la señora Fuentes… Digo, la señorita Molina… —Jorge se trabó con el nombre y casi se muerde la lengua de los nervios. Aterrado, corrigió como pudo y se obligó a seguir hablando—: Ya despertó…

...-

En la planta baja.

Tatiana miró alrededor con la expresión tranquila de quien no quiere mostrar emoción. Margarita y los dos niños ya no estaban, seguro se habían ido antes.

Valeriano la llevó casi empujándola hasta el asiento del copiloto, abrió la puerta y, en cuanto lo hizo, Tatiana notó de inmediato el labial Chanel olvidado sobre el asiento.

Valeriano la miró de reojo, recogió el labial con toda la discreción posible y lo metió rápido en el bolsillo. Luego, como si no pasara nada, acomodó a Tatiana en el asiento del copiloto con un abrazo.

—Valeriano… —murmuró Tatiana, sin desviar la vista—, durante estos cinco años en que yo estuve como una planta… ¿alguna otra mujer se sentó aquí?

—Por supuesto que no —negó Valeriano de inmediato. Tras un instante, intentó burlar la tensión—: Todo el mundo en Clarosol sabe que mi esposa es de armas tomar. ¿Quién se atrevería a meterse con la que entró armada a rescatarme de unos secuestradores?

¿De armas tomar?

Sí, claro. Apenas se habían casado, Valeriano fue secuestrado. La policía no avanzaba con el caso y Tatiana, consumida por la angustia, movió cielo, mar y tierra para dar con él. Al final, lo logró.

Llevó una maleta repleta de dinero y una pistola, decidida a arriesgarlo todo con tal de recuperarlo.

Valeriano incluso le juró en ese entonces que nunca la traicionaría.

El semáforo cambió a rojo y el carro se detuvo justo antes del paso peatonal.

De pronto, Valeriano la miró de lado.

—Tati, ¿cómo fue estar en coma tanto tiempo?

Tatiana, tras los lentes oscuros, mantuvo su mirada distante mientras Valeriano le tomaba la mano.

—Sentí como si hubiera caído en un sueño larguísimo. Todo era oscuridad… no había sonidos, ni luz. Es horrible.

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