— Resolveré su problema cuanto antes.
Y justo en el instante en que un camarero se acercó a ellos con la comida, el hombre se disculpó amablemente y caminó en dirección al maitre con quién desapareció del comedor.
Ella llevó una de sus manos entre las piernas, por encima de la falda, en un intento por parar las vibraciones que empezaban a hacerle querer moverse de un lado a otro, estando todo lo quieta que podía, pero cuánto más se removía, más intensa se volvía la estimulación.
¿En serio creía que ella sería capaz de hacerle una pregunta en ese momento? Sí le costaba no ponerse a gemir ahí mismo como una maldita gata en celo.
Definitivamente, tenía que calmarse, tratar de controlarse, recordar que se había comprometido a hacer cualquier cosa que a ese hombre le complaciera, por un tiempo, limitado, solo dos semanas y si quería que él la tomara antes y largarse con sus 400.000 debía acceder y hacer que Marius la desearla.
La única pregunta que se le venía a la mente era una que podría hacer que ese hombre le resultará aún más fácil de entender y que se la haría nada más volvieran a quedarse a solas, pero en cuanto eso sucedió notó como la vibración volvía a incrementarse, sin duda Marius había vuelto a aumentar la intensidad del juguete haciendo que le fuera más complicado aun contenerse.
— No te dejes ir, no te corras, te prometo que si aprendes a contenerlo, el placer será mucho más intenso.—Explicó en cuanto volvieron a quedarse solos tomando una langosta y llevándosela a su plato para arreglarla a la perfección, sacándole toda la carne del cuerpo y las pinzas para luego intercambiar su plato con el de ella y le fuera más fácil comerla— ¿Y dime, qué hay de tu pregunta, que deseas saber de mí?
—¿Por qué un hombre como tú, tiene que hacer este tipo de cosas, ya sabes, pagar por compañía?
— Para que seas capaz de entenderlo, debo enseñarte realmente lo que es ser una sugar baby, sé que no era del todo tu intención, y que, por alguna razón que no logro comprender, solo estás interesada en vender tu virginidad y perderme de vista, pero yo voy a hacer que disfrutes del proceso, que te des cuenta de lo que puedo darte y la vida que tendrás a mí lado estos meses si te quedas conmigo.
Le hizo una señal para que empezara a comer mientras él también llevaba la otra langosta a su plato, aunque esta vez no se la arregló del mismo modo, solo sacó la carne de las pinzas y se la llevó a la boca.
— Las relaciones no solo son eso, también deben ayudarte a mejorar, a ser buena persona, a crecer y sobre todo, tu pareja será alguien que esté ahí contigo sin importar que no tengas nada que ofrecer.
— Pero nadie se queda con alguien que no tiene nada que ofrecer — sonrió y negó, iba a responder y un camarero se acercó con una botella de vino de cinco mil dólares informándoles que era un regalo de la casa, Marius asintió, no esperaba menos por el inconveniente pasado y lo mucho que él gastaba, además de que siempre traía nuevos clientes al club, porque muchas de esas mujeres, esperaban pacientemente a que él tuviera un hueco para operarlas, tenía muchos cirujanos en su clínica, pero se sabía que él era el mejor y que solo operaba a 5 personas por temporada que pasaba en Estados Unidos. Así que cuando Marius estaba allí el club siempre se llenaba de clientas esperando encontrarlo y convencerlos de ser una de sus cinco.
— Verás... Tal vez el chico no tenga dinero, pero te pueda ofrecer amor, atención, placer sexual…¿Realmente estarías con alguien, que ni te mira, ni te quiere, ni tiene tiempo para ti, alguien que no te aporta absolutamente nada? No, ¿Y sabes por qué? Porque nos enamoramos de lo que amamos de nosotros mismos, del mismo modo que odiamos lo que odiamos de nosotros mismos y por eso es que todo es un intercambio.
Bebió un poco de su copa y le indicó a la chica que probara un poco también, dirigió su atención al camarero y asintió conforme con el vino, luego él se retiró y los dejó solos, cosa que Noelia agradeció apretando un poco más la mesa con los puños y escalando un suave gemido que no pudo contener.
— Y por eso... — Aseguró Marius —Es por lo que hago estas cosas, yo no me engañó ni engaño a nadie, escribo lo que quiero y la otra persona firma o no firma y sabe lo que debe darme desde el principio, esa es mi forma de vivir porque lo otro ya lo probé y eso, no es para mí.

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