Cómo Deshacerse de una Familia en 10 Lecciones romance Capítulo 37

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Matilde miró la ropa que le pasaban, echó un vistazo al logo y enseguida se dio cuenta de que era una prenda barata. En sus ojos cruzó un destello de desdén, aunque no lo dejó notar en su expresión, simplemente apartó la ropa con disimulo.

—No, gracias. Tú póntela, yo también tengo una chamarra de manga larga, me la pongo al rato —dijo Matilde, girando la cabeza a propósito, ignorándolo.

La cámara enfocaba su perfil perfecto, marcando la línea de su mandíbula. Esa mirada inocente que lanzó al volver el rostro hizo que, en el chat del streaming, los seguidores explotaran de emoción.

[¡Diosa, diosa! Matilde está preciosa.]

[¿Mariana lo hizo a propósito? Sabe que Matilde se ve tan linda y como tiene miedo de que le robe atención, la hace ponerse la chamarra.]

[¿Y si en la noche sí hace viento? Esta gente no se ve con mucha experiencia, y si hace viento fuerte, ¿no les irá mal?]

Mientras unos no paraban de alabar la belleza de Matilde, otros se preocupaban por sus ídolos favoritos. Así, el programa en vivo subía como espuma entre los temas más comentados.

Claro, los participantes no tenían idea de lo que pasaba en el chat.

—Entonces, camina con cuidado —susurró Daniel, con una mirada entre nervioso y hambriento.

Apenas había debutado, y destacar en un grupo tan grande era complicadísimo. Ahora, por fin, le tocaba aparecer en un reality show, pero coincidir con figuras de semejante nivel era otro boleto.

Corría el rumor de que Matilde era la heredera del Grupo Salinas, aunque nadie lo había confirmado. Aun así, estaba claro que siempre tenía las mejores oportunidades.

Además, Valeriano era un cantante famosísimo, y Romeo, un actor que estaba en la cima. Ambos protegían a Matilde y, si alguien lograba acercarse a ella o ganarse su favor, el futuro podía cambiar de un día para otro.

—Mati, ve despacio —advirtió Valeriano, acercándose a grandes zancadas.

Se colocó frente a Daniel, desplazándolo, y rodeó a Matilde por la cintura, protegiéndola con su brazo.

El terreno estaba lleno de espinas y maleza, ramas con púas por todos lados. Cualquier descuido podía terminar en un corte en el brazo. Matilde, criada con todos los lujos, jamás había vivido algo parecido.