C14-¿ES TU NOVIO?
El hall del hotel vibraba con el murmullo de la gente, pero Kate sentía que el corazón estaba a punto de salirle por la boca. Porque de todos los hoteles de la ciudad, Grayson tenía que aparecer allí.
Se veía impecable, imponente, pero sus pupilas parecían cuchillas y la mano de Ethan en su cintura no ayudaba.
Sienna sonrió, tomada de su brazo.
—Oh…¿Ese es tu novio, Kate? ―luego giró hacia Grayson. —Hacen una linda pareja, ¿no crees, amor?
Él no respondió. Sus ojos seguian fijos en Kate y en ese momento odiaba lo hermosa que se veía, pero sobre todo que estuviera ahí con otro hombre.
—Buenas noches, señor Maxwell —dijo Kate obligándose a respirar, a hablar con tono profesional, como si él fuera un cliente más—. Sienna. Un gusto verlos.
"¿Señor Maxwell?"
Algo dentro de el estalló. Ese tono neutro y esa distancia eran un puñal directo al pecho.
Por su parte, Sienna sonrió, pero sus ojos iban y venían entre los tres, leyendo el lenguaje corporal como una experta. Y definitivamente algo no encajaba. Grayson jamás reaccionaba así por nadie. Pero ahí estaba, helado, callado… y con los nudillos blancos por la tensión.
Kate dio un paso atrás, alejándose de Ethan. Quería irse, ahora mas que nunca necesitaba escapar de allí.
—Con permiso —murmuró, girando para marcharse, peor en cuanto dio un paso, Ethan quiso ir tras ella.
—¡Kate!
—No lo hagas ―siseó Grayson deteniéndolo.
Su tono fue gélido y de advertencia. Ethan se detuvo, al principio sorprendido, pero luego lo miró con la misma frialdad con la que uno mira a un rival.
—Eso no es asunto tuyo.
Ethan lo sostuvo la mirada un segundo más y luego fue tras Kate. Grayson lo observó alejarse, con la mandíbula tensa y las manos en los bolsillos para no dejar ver cuánto ardía por dentro.
Kate volvió a la fiesta a regañadientes y su mente seguía atrapada en el momento en que Grayson la miró con esa intensidad seca… y Ethan caminó tras ella como si aún tuviera algún derecho.
Aisling apareció a su lado, arrastrándola de vuelta a la barra como si no acabara de suceder un maldito desastre.
—¿Por qué no me dijiste que Ethan estaría aquí? —acusó de inmediato.
Aisling suspiró y se sirvió un trago.
—Vamos, Kate. No es tan malo —respondió, alzándole la copa como si fuera una excusa—. Y si soy sincera… quería que retomaras tu vieja relación.
Kate tomó la copa, le sostuvo la mirada… y se la bebió de golpe, luego la miró con desaprobación.
—¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Ethan y yo… Eso se acabó.
Lo dijo con firmeza. Pero apenas terminó de hablar, sus ojos se desviaron, involuntarios, hacia la mesa del rincón.

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