CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 54

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C54-EMPECEMOS DE NUEVO.

La sala VIP del club más exclusivo de Londres olía a humo caro, whisky añejo y poder. Julián tenía la mandíbula apretada mientras uno de sus hombres le susurraba al oído lo que acababan de informarle.

—¡¿Cómo que fallaron?! —espetó furioso, lanzando el vaso contra la pared—. ¡Les dije que la tomaran, no que jugaran a los malditos policías!

Sus guardaespaldas se tensaron, sabiendo que su jefe estaba de muy mal humor.

—¿Y Maxwell? —gruñó Julián—. ¿Él también estaba ahí?

Antes de que el hombre pudiera contestar, la puerta de la sala se abrió; los dos guardaespaldas dieron un paso al frente, listos para atacar, pero Grayson entró como una sombra furiosa.

Julián levantó una ceja y su sorpresa apenas duró un segundo; luego, sonrió con arrogancia.

—Vaya, vaya… ¿Qué tenemos aquí? —murmuró—. ¿Ya resolvieron tu y Sienna dónde van a gastar mi dinero? Escuché que Grecia está de moda.

Pero Grayson no contestó y si, dio dos pasos y ya estaba encima de él. Lo agarró del cuello y lo alzó contra el respaldo del sillón.

—Sé que fuiste tú, hijo de puta —espetó Grayson con los dientes apretados—. Mandaste a esos malnacidos por Kate… ¿Querías asustarla? ¿Tocarla? ¿Lastimarla? ¿Qué querías hacer, cobarde de m****a?

Y sin más, le asestó un puñetazo directo a la mandíbula. Los hombres de Julian reaccionaron de inmediato, pero Grayson ya tenía el arma en la mano y la apoyó con firmeza en la sien de Julián.

—Diles que se vayan. O te meto una bala en la cabeza, aquí mismo.

Julián respiró con dificultad, furioso, pero acorralado, los miró a todos y levantó una mano temblorosa.

—¡Fuera! ¡Ahora!

Los hombres dudaron, pero obedecieron, y cuando la puerta volvió a cerrarse, Grayson bajó el arma. Julian se acomodó como pudo, escupiendo sangre y se rió con desprecio.

—Estás muy interesado en esa abogada, Maxwell… ¿Qué pasa? ¿Sienna no es suficiente? Aunque debo admitirlo… no es mal polvo, ¿eh?

Grayson le propinó otro puñetazo en la cara y luego otro más. Julián cayó al suelo, sangrando de la nariz, pero aún sonriendo con arrogancia. Intentó levantarse… pero Grayson lo pateó con fuerza en el estómago, dejándolo sin aire, se agachó lentamente, lo tomó del cuello de la camisa y lo miró a los ojos con una furia oscura y temblorosa.

—Si vuelves a tocarla… si vuelves a acercarte a ella o a enviar a alguien… te juro que te mato. ¿Me oyes?

Julian soltó una risa ahogada, con la boca llena de sangre.

—Tú no eres nadie… No puedes hacerme nada. Eres un simple estadounidense de m****a.

Grayson lo pateó otra vez y luego le puso el zapato contra el cuello, presionando con fuerza.

—Tal vez no sea yo —murmuró con voz baja y peligrosa—. Pero tengo gente… gente que puede hacerte la vida un infierno. Gente que puede hacer que tu coche explote. O que desaparezcas sin dejar rastro. Así que piénsalo bien, Julian, antes de volver a meterte con ella.

Presionó un poco más, sintiendo cómo Julián luchaba por respirar.

—¿Entiendes?

Él asintió con dificultad, ahogándose.

Grayson se apartó de golpe y guardó el arma en la chaqueta y lo miró una última vez.

—No olvides mi advertencia… aléjate de ella.

Luego giró y salió, dejando a Julián retorciéndose en el suelo, humillado y con la amenaza grabada en los huesos.