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CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 56

C56- NUEVA OPORTUNIDAD.

La habitación estaba en silencio cuando Mason entró.

Sara dormía y parecía tan frágil que a él se le partió el alma con solo mirarla. Se acercó con la culpa mordiéndole el pecho.

«Dios… ella no merece pasar por todo esto… » pensó, apretando los labios para no romperse allí mismo.

Se sentó a su lado, tomó su mano helada y la llevó contra sus labios.

—Sara… Estoy aquí.

Ella abrió lentamente los ojos.

—Masón…

Él se inclinó y besó su frente.

—No digas nada. Solo descansa, amor.

Pero Sara negó ya con los ojos llenos de lágrimas.

—Perdóname…—susurró.

—No —Mason apretó su mano con desesperación—. No tengo nada que perdonarte. Nada.

Ella tragó con dificultad, dudando unos segundos.

—Ya lo sabes… ¿verdad?

—Sí… el médico me lo dijo. Y… Dios, Sara… —se cubrió la cara con ambas manos, queriendo ocultar cuán avergonzado estaba por todo—. Yo debí estar contigo, yo te fallé. Todo lo que dije, lo que hice, tuvo consecuencias. Yo... —la voz se quebró—. Fui el responsable.

Sara lo miró en silencio y en ese momento podía dejar que se culpara, podía callar para aliviar su peso… pero no era justo.

No con él.

—Mason… —dijo con esfuerzo, buscando su mano y entrelazando los dedos—. No lo perdí.

Él levantó la cabeza bruscamente, con la confusión reflejada en su rostro.

—¿Qué?

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de ella.

Ella cerró los ojos, incapaz de sostener la mirada de Mason y en su interior no lo culpaba, porque después de todo... no había justificación para lo que hizo.

Mason se quedó en silencio, destrozado, pero al mirarla, comprendió que odiarla no era una opción.

No para el...

Así que fue hasta ella y le tomó el rostro con ambas manos.

—Sara… —susurró—. No voy a juzgarte, tampoco voy a culparte.

Ella lo miró sorprendida.

—Mason… yo… —intentó hablar, pero él no la dejó continuar.

—Ya has sufrido demasiado. Y no importa lo que haya pasado, no importa lo que decidiste… Lo único que quiero ahora es amarte, cuidarte y amar a este bebé que viene.

Las lágrimas de Sara rodaron más rápido, y él se inclinó y la besó suavemente en la frente. Luego la abrazó y hundió el rostro en su cuello aspirando el aroma que lo tranquilizaba.

—Eres mi vida, Sara —susurró contra su piel—. Y este bebé será nuestra nueva oportunidad.

Ella lo rodeó con sus brazos, temblando, y lloró en silencio. Mason cerró los ojos, apretándola aún más contra sí, porque aunque el pasado lo desgarraba, había tomado una decisión: solo miraría hacia el futuro, nunca hacia el pasado.

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