CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 61

C61- DOS MILLONES DE DÓLARES.

El restaurante era discreto, con luces suaves y mesas bien separadas. Grayson esperaba con una copa de whisky en la mano y cuando Kate llegó, sus ojos se encontraron durante más de lo necesario. Nadie dijo nada, pero se sintió ese no se que entre ellos.

—Gracias por venir —dijo él, sin apartar la mirada.

Kate asintió y evitó mirarlo directamente.

—Perdón por hacerte esperar, pero el tráfico a esta hora es insoportable.

Grayson sonrio suavemente y sacó una carpeta negra de su maletín y la dejó delante de ella.

—Aquí está la demanda. Y... muchas gracias por cambiar de opinion.

Kate la tomó sin decir nada, pero sus manos temblaban ligeramente; si por ella fuera, no estaría allí, pero él en ese momento era su salida, no la única, pero sí la mas favorecedeora, se aclaro la garganta y hojeó los documentos.

Frunció el ceño casi de inmediato.

—Grayson… yo no soy abogada empresarial. Mi especialidad es el derecho de familia. Divorcios, custodia… esto no es lo mío.

Él tomó un sorbo de su whisky, como si ya supiera que diría eso.

—Lo sé. Pero aun así, te necesito, Kate. Quiero que seas tú quien lleve las riendas. Mi abogado… no reacciona con la rapidez que necesito y tú tienes algo que él no tiene.

Ella lo miró, curiosa.

—¿Y qué es eso exactamente?

—Instinto y agallas.

Ella sintió que el pecho se le oprimía y lo maldijo por siempre saber qué decir para hacerla temblar por dentro y cometio el error de perderse en sus ojos, en su mirada.

Esa mirada tensa, preocupada… que veía en Oliver cuando tenía miedo y el parecido la golpeó con fuerza.

“Es igual… es tan malditamente igual…”, pensó. Y por un segundo, el impulso de contarle la verdad fue real.

Las palabras de Aisling le zumbaban en la cabeza. .

—Gray… —murmuró sin pensar.

Y él, levantó la vista, despacio, porque la forma en que lo llamó, era un maldito disparo directo al pecho. Lo removió y le hizo recordar cosas que no debía recordar. Por su parte, Kate abrió y cerró los labios y luego, como si algo dentro de ella se apretara, recuperó su frialdad de golpe; se aclaró la garganta.

—Grayson… no lo sé, pensé que sería otro tipo de caso y...

—Kate —la interrumpió, firme pero sin levantar la voz—, ya te lo expliqué. No te estoy pidiendo que ganes el juicio sola. Solo que seas el apoyo de mi abogado. Por favor, esto es importante.

El silencio cayó entre ellos. Kate se mordió el labio, sin notar lo que eso le hacía a él; no podía apartar la mirada de sus labios. Y, sin previo aviso, las imágenes de aquella noche en la mansión llegaron sin permiso: su piel, sus gemidos, la forma en que se aferró a él...

«Concéntrate, idiota. No es momento para que se te ponga dura, concéntrate en el caso.»

Ella soltó una mueca de puro fastidio.

—No seas tacaño, Grayson. Lo que te estoy cobrando es lo justo. Tu reputación no debería tener precio, ¿o sí?

—Bueno es que… es que no me imaginé que fueras a cobrar tanto, ¿seguro que no quieres también un yate y una mansión en Marbella en el trato?

Kate lo fulminó con la mirada.

—No empieces —dijo en tono seco, empujando la carpeta hacia él—. Si no te conviene, lo entiendo. No tengo nada más que hacer aquí.

Se puso de pie y se giró, dispuesta a marcharse. Pero Grayson, sin pensarlo, se incorporó un poco y le sujetó la mano.

Fue un simple toque, pero bastó para que ella se estremeciera y se girase despacio. Grayson la miró como si de verdad le doliera verla marcharse. Como si, por una vez, no se tratara solo del caso.

—No te vayas —le pidió en voz baja—. Está bien. Te pagaré eso… y más si hace falta. Pero, por favor.... quédate conmigo en esto.

Kate tragó saliva con el corazón latiendo con fuerza, se volvió a sentar, despacio.

—Entonces si estás de acuerdo, voy a necesitar la mitad para mañana —levantó la mirada con firmeza—. Y Grayson, no olvides que esto es solo trabajo. Nada más.

El asintio.

—Claro. Solo trabajo… —repitió, aunque por dentro ya sabía que eso era imposible.