CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 64

C64- CHANTAJE FAMILIAR.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Kate, eludiendo su pregunta y a la defensiva.

—Tu padre está enfermo y vine a un chequeo de emergencia.

Mirabelle caminó despacio hacia ella, con esa sonrisa fría que antes la ponía nerviosa.

—Responde a mi pregunta, Kate. ¿Es tu hijo?

—No tengo por qué responderte, mi vida no es asunto tuyo.

—Oh, pero lo harás —dijo Mirabelle, deteniéndose a un paso de ella—. Porque si no me lo dices tú, ya me encargaré yo de averiguarlo. Así que ahórrame el trabajo.

Kate tragó saliva, con el estómago oprimido, sabía que era un pecado, pero odiaba a su madre.

—Está bien, si es mi hijo —dijo al fin, con firmeza—. Pero eso no te importa. Aléjate de mis asuntos, Mirabelle.

—Asi que grayson y tu tuvieron un hijo, vaya que sorpresa, pense que te habia dejado tirada despues de la boda.

—No es suyo —dijo Kate rápidamente, su madre ya sabía su secreto, pero que supiera que el padre es Grayson le complicaría las cosas.

—¿No es su hijo? —Mirabelle, soltó una risa hueca—. Por favor, Kate. ¿Tú? ¿Acostándote con otro hombre? No me hagas reír. Siempre fuiste una mojigata.

Kate dio un paso al frente, con los ojos encendidos.

—Cierra la boca y te lo advierto. Una palabra más y...

—¿Y qué? ¿Qué vas a hacer, Kate? —la interrumpió con burla.

Ella apretó los puños, con el enojo creciendo en su pecho.

—No has cambiado nada —dijo Mirabelle con veneno—. Sigues siendo una desagradecida, fría y egoísta. ¿Sabes que él está enfermo? ¿Que apenas se levanta de la cama? Pero tú estás aquí, escondiendo hijos, dándole la espalda a tu familia como si no tuvieras sangre en las venas. Como si no tuvieras que agradecerme haberte dado la vida.

—¡No tengo nada que ver con ustedes! ¡Nada! —exclamó Kate—. Hace años que dejé de ser parte de esa farsa que llaman familia.

Mirabelle levantó la mano, furiosa, lista para abofetearla, pero Kate fue más rápida y le sujetó la muñeca en el aire.

—No tengo diez años, mamá. Intenta pegarme y te arrepentirás.

Kate tembló. Literalmente. Pero intentó mantener la voz firme.

—No vas a hacerle eso a Oliver. Él es solo un niño.

—Un niño que puede darme lo que necesito —dijo su madre encogiéndose de hombros—. Yo no soy la que le arruinó la vida. Esa fuiste tú. ¿O acaso crees que puedes vivir en este mundo ocultando un secreto así?

—¡Es tu nieto! ¡Por el amor de Dios, no hagas esto! ¡No tengo ese dinero!

Mirabelle se acercó con una falsa ternura y le acarició el cabello como si fuera una niña de nuevo.

—Pobrecita… Quizá si hubieras movido un dedo cuando Grayson nos destruyó, hoy tendría lástima. Pero la vida es justa, ¿no, querida?

Kate retrocedió, sacudiéndose el toque, y Mirabelle se giró para irse, pero antes lanzó el golpe final.

—Consigue el dinero... o el, sabrá la verdad y será la versión que yo quiera contarle. Así que mueve ese culo y dame el dinero, Kate.

Se fue y Kate se quedó ahí, sola, con las piernas temblando y el alma hecha pedazos. Todo lo que había tratado de proteger, ahora colgaba de un hilo.