C68-DIJISTE QUE IBAS A DEJARLA IR.
El sol se colaba por las cortinas gruesas de la suite, iluminando el rostro de Kate, quien parpadeó lentamente, se estiró en la cama y al volverse, descubrió que el lugar junto a ella estaba vacío.
—¿Dónde estás ahora, idiota?
Se levantó, caminó hasta el baño y revisó el resto de la suite, pero nada. Hasta que giró y lo vio: sobre la mesa de café, había un desayuno perfectamente dispuesto y encima del plato, una nota escrita con la letra de Grayson:
"Salí a adelantar unos asuntos, dormilona.
PD: No te hagas la inocente… sí, dormiste sobre mí. Tengo la espalda adolorida, pero fue adorable."
Kate abrió los ojos como platos.
—¡¿Qué…?! —resopló, con el rostro rojo—. ¡Imbécil! Yo no dormí sobre ti... ¿O sí?
Apretó la nota contra su pecho unos segundos, luego negó con la cabeza y la tiró sobre la mesa.
—Seguro está mintiendo. El idiota es arrogante hasta dormido.
Pero mientras se servía una taza de café, las mariposas no dejaron de revolotear en su estómago. Después de desayunar, se duchó, se vistió y se sentó frente a su laptop. Pero antes, tomó el celular y marcó a Oliver, nadie contestó.
—Hola, bebé, soy mamá… solo quería escucharte antes de empezar el día. Te amo. Llámame cuando despiertes, ¿sí?
Suspiró, dejó el celular a un lado y abrió los documentos del caso de Grayson.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, el sol brillaba sobre la pista privada de aterrizaje. Grayson, vestido con un pantalón gris oscuro, camisa blanca remangada y reloj caro asomando bajo la manga, ajustó su saco mientras bajaba del auto.
La escalinata del avión bajó y enseguida apareció un hombre alto, complexión atlética, cabello rubio revuelto y ojos avellana. Llevaba un blazer sobre una camiseta, unos jeans caros y zapatillas de diseñador.
—Ugh, odio volar. Me marea todo el maldito sistema nervioso —dijo apenas pisó tierra firme.
Al ver a Grayson, sonrió con su habitual arrogancia encantadora que siempre sacaba de quicio a su amigo y miró detrás de él.
—Bueno, bueno. ¿Dónde esta?
Grayson se quitó los lentes oscuros, omitió su pregunta y en cambio hizo otra.
—¿Estás seguro de que puedes conseguir esas invitaciones?
—¿Dudas de mi talento? —preguntó el hombre, ofendido en broma—. No hay puertas que Mason Leclair no pueda abrir.
Subió al coche como si fuera suyo, y Grayson rodó los ojos mientras lo seguía. Ya en el interior, Mason cruzó las piernas y miró a su amigo, muerto de curiosidad.
—Ahora en serio… ¿cómo la convenciste? La última vez que hablamos me dijiste que te había mandado al diablo con gusto.
—Dos millones de dólares. —Dijo Grayson haciendo una mueca. —Eso fue lo que la convenció.
Mason silbó, impresionado.
—Vaya forma de comprar redención. Si yo fuera abogado, me vendería también.
Grayson no dijo nada.
—Pero sé que todo esto es por otro propósito, porque aunque digas que no estás enamorado de ella, solo un idiota no lo vería, Gray —continuo con un tono más serio y sin dejar de mirarlo—. Estás tragado desde hace años. Pero dijiste que ibas a dejarla ir. Dijiste que no le ibas a hacer más daño…
Grayson apretó las manos sin darse cuenta.
Ella arqueó una ceja y extendió la mano.
—¿Ah, sí? ¿Y qué exactamente te dijo?
Mason tomó su mano, pero no la soltó de inmediato.
—Solo que eras brillante, dura de roer… y peligrosamente hermosa. Ahora veo que se quedó corto en las tres.
Fue inevitable que ella soltara una pequeña carcajada, una que a Grayson no le gustó y ya estaba ahí, separando sus manos con un movimiento seco.
—Él es quien nos conseguira las invitaciones para la fiesta de esta noche —dijo con voz tensa—. Es mi amigo… aunque puede que pase a ser difunto en las próximas horas.
Mason se echó a reír.
—Vamos, Gray. ¿No puedes compartir ni un poco? Eres un niño egoísta.
Grayson negó con la cabeza y se pasó una mano por el rostro.
—Vamos. Tenemos que prepararnos para esta maldit4 fiesta, no hay tiempo que perder en esta condenada demanda.
Kate asintió.
—Perfecto. Pero esta vez, yo elijo qué me pongo. No quiero otra “sorpresa” como la suite nupcial.
Mason abrió mucho los ojos.
—¿Suite nupcial? ¡Gray! ¿Tan desesperado estás?

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